Vértigo es una película que se suma a la moda del género de supervivencia en el que dos amigas, Becky, interpretada por Grace Caroline Currey y Hunter, Virginia Gardner, quedan atrapadas en lo alto de una torre de televisión abandonada. Está dirigida por Scott Mann, y completa el elenco Jeffrey Dean Morgan.
En primer lugar, es necesario destacar que su director, también guionista junto a Jonathan Frank, elaboran una subtrama para que esta premisa en principio absurda tenga sentido. Y es así como Hunter, una streamer de deportes de riesgo, convence a Becky a que la acompañe a esta torre abandonada, donde está prohibido pasar, para que arroje las cenizas de su difunto esposo, y poder así terminar de elaborar el duelo. Pero una vez arriba, se desprende la escalera del tramo final, por lo que resulta imposible bajar.
Es por eso que la fotografía, a cargo de MacGregor, cumple un rol fundamental, al oponer de forma constante grandes planos generales, para mostrarle al espectador la gran altura en la que se encuentran las protagonistas desde diferentes angulaciones, y planos detalle, en lo que se puede ver la fragilidad de la estructura oxidada sobre la que se encuentran. Manteniendo tensionado al espectador, buscando junto con ellas la forma de descender con vida.
Un párrafo aparte merece las actuaciones, en la que resulta fundamental el complemento entre la impulsividad de Hunter y los escrúpulos de Becky. Que el director desarrolla durante todo el primer acto, y en la que, además de por la verosimilitud a sus motivaciones, genera suspenso con cada escalón que van subiendo, mientras los tornillos se van aflojando.
En conclusión, Vértigo es una película que aborda la supervivencia asemejándose mucho más al realismo de 127 horas que a la espiritualidad de Una aventura extraordinaria. Logrando eficazmente su objetivo de mantener tensionado al espectador durante una hora y cuarenta y siete minutos.