Un fiasco, que encima, marea
El género de las películas sobre "metraje encontrado" es lo peor que le ha pasado al cine fantástico moderno, ya que finalmente redundan en productos mal filmados a propósito. Uno de las peores ejemplos en este sentido es esta indigerible secuela de "Las crónicas del miedo", que enfatiza como pocas las cámaras amateurs que marean al espectador por no estar nunca sostenidas en un trípode, y enfocar siempre lo que menos interesa del encuadre, moviéndose todo el tiempo para todos lados.
Encima, los distintos cortos en video descubiertos por una pareja de investigadores que buscan a un estudiante desaparecido no serían interesantes aunque tuvieran algún rigor formal. Hay uno sobre un hombre con un ojo cibernético que lo pone en contacto con espectros, otro con subjetiva permanente de zombie (el único más o menos divertido), uno interesante pero muy largo de un culto demoníaco, y uno con marcianos.
Hay mucho gore y menos sexo que en el original, y si al final la película puede llegar a dar náuseas, no es tanto por las guarradas que describe sino por las malditas cámaras en movimiento constante. Para una de terror, conviene ir a ver de nuevo "El conjuro".