El nuevo documental de Solanas toma como eje el problema de los agrotóxicos tanto en los alimentos que comemos a diario como en las vidas de las personas que sufren en carne propia las fumigaciones que se realizan sobre sus cabezas.
Este nuevo documental de Fernando “Pino” Solanas mantiene la línea temática y estética de sus últimos filmes, organizados como recorridos por el país en torno a algún tema preocupante de la actualidad. Da la impresión que todos los filmes fueron, en cierto modo, realizados a la vez y luego divididos en capítulos en función de las distintas líneas temáticas. Y esta es una de las más impactantes de todas ellas ya que ataca directamente el tema de los agrotóxicos y la cantidad de químicos que consumimos en nuestros alimentos.
Solanas investiga las consecuencias físicas que han tenido los habitantes de los pueblos que han recibido altas dosis de fumigación en sus plantaciones (en especial las de soja). Gente con malformaciones, muertes, cánceres, enfermedades. Solanas entrevista a especialistas y a la gente que vive en esas zonas para dejar en claro los riesgos que se corren cuando los alimentos son tratados con este tipo de productos que son tóxicos para el organismo, aún en bajas proporciones, como le sucede al propio director cuando se analiza su propia sangre y se encuentra con sorpresas.
A la vez, el director de LA HORA DE LOS HORNOS –de la que se cumplen 50 años– muestra también opciones y alternativas posibles y más orgánicas que se están poniendo ya hace tiempo en funcionamiento en muchos lugares del país, un modo de alimentar a los animales y trabajar la tierra de un modo más sano y natural. A juzgar por las terribles consecuencias físicas que vemos en personas expuestas a este tipo de agua y productos contaminados es probable que mucha gente salga de ver este filme replanteándose sus modos de alimentación. Si ese es el principal objetivo, está cumplido.