Con Pino Solanas como uno de sus grandes emblemas; el cine documental argentino tiene una gran tradición de ser principalmente un canal para la denuncia en la lucha política y social. En su último trabajo, “Viaje a los Pueblos Fumigados”, Pino nos cuenta cuáles fueron las consecuencias que trajeron el proceso de sojización y el uso de agrotóxicos en éste.
En la década de 1990, con el menemismo, el sector rural argentino entró en un proceso de sojización, convirtiendo así con el tiempo a la soja como la principal exportación de nuestras tierras. Esto implicó grandes cambios en la industria agrícola nacional y, siendo un país agroexportador esto, a su vez, produjo grandes cambios sociales en las zonas rurales.
Con el correr de los gobiernos, el proceso de sojización de las tierras argentinas continuó y así la economía rural abrió sus puertas a las distintas empresas de semillas y fertilizantes que maximizan la producción de soja, tales como Monsanto. Al ser tan grandes las ganancias que trajo esta apertura, inversa fue la incrementación del control sobre las mismas. Desde los distintos poderes de nuestra sociedad, como el político y el económico, con su influencia en el poder mediático, se invizibilizó y negó la cuestión sobre cómo los productos químicos que vendían estas mega empresas afectaban a la salud de las personas que viven cerca de las estancias y sobre los consumidores del producto final. Es decir, se tapó la evaluación sobre la toxicidad y los efectos para el cuerpo que traen consigo los agrotóxicos.
Así fue que años después de la implementación de este modelo, comunidades enteras del interior del país sufrieron grandes perjuicios, desde el incremento de las tasas de enfermos de cáncer hasta la contaminación letal en los ríos y en el aire, dentro de una larga lista. También produjo que en los productos primarios que compramos todos en los distintos almacenes o supermercados haya un alto nivel de toxicidad que luego entra a nuestro sistema.
Este tema, al trascender gobiernos y décadas, no está muy presente en la agenda política, aunque gracias a la lucha e insistencia de sectores ecologistas y de izquierda, cada vez resuena más. Como por ejemplo la protesta que sucedió en el pueblo cordobés “Malvinas Argentinas” en contra de Monsanto que logró que la multinacional se retire de la localidad.
Por suerte, para estos temas el cine documental argentino no pierde su capacidad y poder de denuncia, cumpliendo su función de servicio para la comunidad, y en “Viaje a los Pueblos Fumigados” vemos una realidad que es ajena a la que se vive en las ciudades, pero que nos influye directamente.
Es necesario tener estómago para tolerar todas las imágenes y datos, pero si uno lo consigue, al terminar de ver el metraje, la concepción del país con la que uno entra a la sala es distinta a la que cuando se retira.
Al tocar un tema tan sensible y, debido a la complicidad de los sectores que ostentan el poder con quienes se ven beneficiados con los agrotóxicos, la película sólo está programada para proyectarse una vez por día en el Cine Gaumont, por lo que es esencial ir a verla; aunque Pino en conferencia de prensa declaró: “Es un documental cuyo destino son las redes y YouTube”.