En la obra casi autobiográfica de Juan José Jusid, "Espérame mucho", dos pibes se pelean en la escuela y la directora les reprocha de un modo que suena gracioso, pero tiene lo suyo: "¡Niños argentinos!". Como argentinos, no deben pelear entre sí. La película era de 1983 y la acción se ambientaba en 1952. "Viaje inesperado", su nueva comedia dramática, es de ahora, transcurre en estos tiempos, y vemos cómo estudiantes secundarios humillan cruelmente a sus compañeros, y cómo el más grande le mete trompadas al débil en la vereda del colegio mientras los demás hacen corrillo, pero no vemos que asome la nariz ningún docente.
Ese es sólo un detalle. De todos modos, la película no pone ahí el acento, sino en la relación familiar, y lo hace de modo entretenido, sencillo y, menos mal, con una resolución que alivia las almas. Hay un padre ausente, llamado de urgencia porque el hijo se ha vuelto inmanejable para la madre. Separados desde hace años, los ex cónyuges se pasan facturas sin que ninguno reconozca su parte de culpa. Tarde, "como siempre pasa", el hombre intenta recuperar la comunicación con el hijo, que, por supuesto, no quiere comunicarle nada. De qué forma lograrán entenderse, y qué peripecias habrán de vivir juntos, esa es la atracción de la historia, que Pablo Rago y Tomás Wicz encarnan debidamente. Junto a ellos, Cecilia Dopazo, Valen Etchegoyen, con un lindo personaje, Oliver Kolker, también coguionista y coproductor, Mario Alarcón como el abuelo (algo desaprovechado) y la morocha Débora Nascimento, precioso motivo de la ausencia paterna. Rodaje en Capital, Río de Janeiro y Bolívar, provincia de Buenos Aires.