Irene (Margherita Buy) parece encarnar a la persona ideal para su trabajo. Atractiva, sin esposo ni hijos y con plena disponibilidad de su tiempo, esta mujer que transita la mitad de los cuarenta se dedica a recorrer de incógnito hoteles cinco estrellas elaborando puntillosos informes -que en la mayoría de los casos son lapidarios- para una agencia de viajes. Cada vez que se hospeda, Irene toma en cuenta desde la sonrisa del conserje hasta la temperatura de la sopa que va a cenar, pasando por el tiempo de tardanza (¡cronometrado!) del servicio de habitación. Es lo que en la jerga hotelera llaman "huesped misterioso". Claro que esta rutina de suites de ensueño, comidas sofisticadas y piletas fastuosas amenaza con convertir a Irene en un ser frío y desapegado.