Vicenta se dedica a limpiar casas ajenas además de la suya. Vive con su hija Laura de 19 años, quien sufre de un retraso madurativo, en una casa de chapa y madera en el Conurbano. Durante una visita al médico, se enteran de que Laura está embarazada, producto de una violación por parte de su tío. Si bien la ley le permite abortar, el sistema se encargará de ponerle todo tipo de trabas para que esto no suceda. Es así como Vicenta, con la ayuda de su hija mayor Valeria, deberá hacerle frente a distintas instituciones.
Basada en un hecho real ocurrido en 2006, «Vicenta» resulta una obra documental interesante y atractiva que no recurre a los lugares comunes del género, como las entrevistas, para retratar temáticas fuertes y controversiales como el abuso sexual o el aborto sin caer en golpes bajos.
El director Darío Doria, junto a la directora de arte Mariana Ardanaz, reconstruyen el universo de Vicenta y de su familia a través de la utilización de muñecos de plastilina y escenarios de miniatura, que si los comparamos con las personas reales podemos descubrir cierta similitud. Para darle vida a este mundo, recurren a la voz en off de Liliana Herrero, quien va narrando los sucesos mediante los pensamientos de la protagonista. El trabajo está tan bien realizado que consigue transmitir los sentimientos de Vicenta con gran calidez, uno puede percibir su frustración, sorpresa, cansancio o entusiasmo.
Si bien el silencio se prioriza en varias oportunidades, la banda sonora sirve para otorgarle cierto realismo a las imágenes, como el sonido de la lluvia, los teléfonos sonando o el teclado de la computadora; como también se utiliza material de archivo de noticieros de la época, de una manera creativa, para darnos un contexto mayor. Ocurre lo mismo con la cámara, que le brinda el movimiento que le falta a los personajes, para mostrar el paso del tiempo o el avance de la causa.
Gracias a esta belleza y precisión visual, el documental puede realizar una crítica a la burocracia, el rol y la ausencia del Estado, el manejo de las instituciones, y hablar sobre temas tan complejos, delicados y necesarios como el abuso sexual, el aborto y la violación de los derechos. Es una película que te interpela, te moviliza y te indigna por igual. Pero además de ser una historia de denuncia, es un homenaje a una persona que transmite los valores de la lucha, la fuerza, el coraje, la superación frente a las adversidades y la perseverancia. Nos deja una buena sensación una vez que finaliza, porque transita por lugares desgarradores pero nos brinda esperanza.
En síntesis, «Vicenta» es una de esas películas que trae tanta tristeza como belleza, que trata temas necesarios que debemos debatir para crecer como sociedad y garantizar que se cumplan las leyes y los derechos de todos los ciudadanos. Es un documental inusual, que no sigue las fórmulas establecidas, sino que se basa en el ingenio de su director para retratar una historia fuerte de superación priorizando lo visual y los sentimientos, y dejando de lado los golpes bajos.