Elemental, Igor
Esta nueva versión del clásico de Mary Shelley poco le debe al original y mucho a las recientes adaptaciones de Sherlock Holmes hechas por Guy Ritchie. También a la versión televisiva del detective británico protagonizada por Benedict Cumberbatch, y eso se debe a que comparten mismo director: Paul McGuigan. Es que en la película que nos ocupa, narrada desde el punto de vista del asistente del doctor Frankenstein, se forma una pareja más lista para la aventura que para experimentos científicos, además el tono del relato más algunas cuestiones estéticas remiten directamente a la labor de Ritchie.
Todo comienza en un circo donde tienen como payaso a un malogrado joven, sin nombre, al que explotan de la peor forma. El muchacho es dueño de una mente genial, lee libros de anatomía, sabe de medicina y el estudio de esa materia le ayuda a evadirse de su miserable realidad; la que cambia el día que llega al circo el doctor Víctor Frankenstein (James McAvoy), quien como mero espectador es testigo de la caída de una joven desde un trapecio y de pronto se halla junto al joven sin nombre ayudándolo a salvarle la vida a la chica.
Así se conocen el excéntrico doctor con quien será su fiel asistente, Igor. Lo que sigue se acerca más al relato ya conocido. La obsesión de Víctor por crear vida luego de la muerte, y la persecución por parte de quienes consideran que es un loco sacrílego.
Bien actuada, especialmente por Daniel Radcliffe como Igor, la película exhibe una notable dirección artística, ambientación y producción, pero no logra ofrecer un relato sustancioso para caer en un simple filme de aventuras, poco original y olvidable.