Con una estilo similar a "Sherlock Holmes", de Guy Ritchie, y buena química entre James McAvoy y Daniel Radcliffe, esta nueva adaptación de la novela de Mary Shelley pone el acento en los orígenes de Igor.
Si bien el título hace referencia al famoso científico obsesionado en crear vida del clásico libro de Mary Shelley, ésta nueva adaptación -que no esta en la historia original- propone un origen para el personaje de Igor, interpretado por Daniel Radcliffe -el eterno Harry Potter de las películas-.
El director Paul McGuigan apela a una estética muy parecida a la de Sherlock Holmes, de Guy Ritchie, y la serie de televisión de la BBC -también fue el director de cuatro episodios-, intentando combinar misterio, horror y suspenso, pero sin definirse por ninguno.
Lo más interesante del film radica en la mirada puesta en Igor y su pasado, un payaso de circo acostumbrado al maltrato que debajo de su maquillaje y su joroba es un genio que se ha enseñado a sí mismo a través de libros de medicina, y al cual Víctor Frankenstein rescata entablando una relación muy particular de amistad e interés.
Un Igor, muy bien interpretado por Radcliffe, que se debatirá entre la gratitud a su benefactor y su apertura a una vida nueva influenciado por su gran amor la trapecista -la bellísima Jessica Brown Findlay-.
A pesar de no profundizar en los personajes ni aportar villanos de peso, la buena química entre James McAvoy -X-Men: Days of Future Past- y Radcliffe, sumado al buen ritmo y la estética elegida, hacen que Víctor Frankenstein fluya de principio a fin sin aburrir, pero con la seguridad de que el público nunca recordará este nuevo Prometeo.