Si hay un monstruo clásico que no necesitaba volver al cine era Frankenstein.
Desde 1910 hasta la fecha se hicieron tantas adaptaciones de la novela de Mary Shelley que no es sencillo encontrarle un enfoque fresco y original a un relato tan conocido.
En esta oportunidad el film de Paul McGuigan (director de la serie Sherlock) recrea la historia tradicional del monstruo desde la perspectiva de Igor y su relación con Victor Frankenstein.
El guión de Max Landis (hijo del cineasta John Landis) intentó profundizar la relación de estos dos personajes con una historia de origen que tenía la intención de hacer algo diferente con la obra de Shelley.
Es decir, narrar el descenso a la locura del científico desde la perspectiva de su asistente.
El foco de atención estaba puesto en la tragedia que sufría el protagonista y los motivos que lo llevaban a obsesionarse con la creación del monstruo. El concepto de Landis era interesante.
Lamentablemente el guión fue tan manoseado durante la producción que el resultado final de esta película difiere bastante con lo que había sido la idea original.
Como ocurrió con Los huéspedes, el último trabajo de M. Night Shyamalan, Victor Frankenstein es un film que fusiona varios géneros sin una dirección definida.
El film tiene algunos momentos humorísticos, luego se convierte en un thriller, hacia el final intenta ser una película de terror y también incluye una forzada subtrama romántica.
Una adición que parece haber sido concebida por el simple hecho que a último momento los realizadores se dieron cuenta que la trama carecía de personajes femeninos.
Esta producción fue literalmente salvada por la interpretación de su dos protagonistas y las escenas que comparten juntos.
James McAvoy vuelve a demostrar que es uno de los mejores actores de su generación y le rebotan todas las balas.
Aunque el proyecto que protagoniza no sea bueno su labor siempre es impecable y en algunas ocasiones, como ocurre con este estreno, su presencia levanta por completo la película.
En este film tiene muy buenos momentos como Victor Frankenstein y formó una interesante dupla con Daniel Radcliffe, quien también presenta un gran trabajo de composición en el rol de Igor.
McAcvoy por momentos encara al científico como un típico villano excéntrico de James Bond, en la era de Roger Moore, que contribuye a que el film sea un poco más entretenido.
El trabajo de McGuigan se luce también en la fotografía y la puesta en escena que presenta del Londres victoriano que es visualmente muy atractiva.
El director también incluyó algunas referencias simpáticas a la película clásica de 1931, realizada por James Whale, que los espectadores más nostálgicos seguramente apreciarán.
Sin embargo, estas cualidades no bastaron para evitar que Victor Frankenstein resultara una historia trillada e innecesaria que no le aporta absolutamente nada a la mitología de este clásico de la cultura popular.
No es una producción completamente fallida pero su visión te deja indiferente porque al terminar la función te das cuenta que lo que viste en el cine es más de lo mismo