Un maltratado jorobado es el payaso de un circo, y el chivo expiatorio para todos los integrantes de este. Pero tras salvar a una compañera de un accidente, el joven Victor Frankenstein lo adopta como asistente. Ahora, ya curado de sus males físicos y bautizado como Igor, el muchacho ayudará a su nuevo amigo y maestro en perseguir su descabellado sueño, darle vida a cuerpos muertos armados con diferentes partes.
Victor Frankenstein supuestamente nos iba a contar una vuelta de tuerca a la clásica historia del doctor loco y su creación (en el imaginario popular, el libro de hecho es bastante distinto), pero en realidad la película se encuentra a medio camino entre una precuela, una nueva versión, y contar lo que ya vimos decenas de veces en el cine.
Así es como conocemos “la historia nunca contada” de Igor, quien entre maltratos físicos y psicológicos en el circo, se dedicaba a estudiar medicina e ir cultivando su mente, mientras desde las sombras ama en secreto a la bella trapecista Lorelei. Y a través de sus ojos vamos conociendo y viendo la retorcida vida y visión del joven Victor Frankenstein y como ambos van a compartir dicha meta.
Y hasta ahí llega la vuelta de tuerca que proponen los guionistas Max Landis (que en su haber tiene la divertida Poder Sin Limites), porque el resto ya es historia conocida por todos, así que dudo que alguien tome como spoiler el saber que Victor Frankenstein se enfrentara a su familia y la sociedad de medicina debido a sus radicales ideas, y que todo se le irá escapando de las manos hasta el archí recontra conocido clímax donde veremos a la criatura.
Si hasta ese momento, como espectador, aun conservan un mínimo de interés por la película, es pura y exclusivamente por el buen trabajo que hace todo el elenco, en especial el trió compuesto por James McAvoy, Daniel Redclife y Andrew Scott (Moriarty en la serie Sherlock); de hecho, Scott tiene en mi opinión el mejor personaje de la película, representando una antítesis de lo que es Victor Frankenstein.
Con tan escasa materia prima el director Paul McGuigan (entre lo más destacable de su carrera veremos un par de episodios de Sherlock) se las ingenia de todas formas para darle un poco de personalidad al relato. De hecho, cuando tanto Igor y Victor Frankenstein imaginen como funcionan el esqueleto y órganos de los seres vivos, más de uno se acordará de los razonamientos de nuestro querido Sherlock Holmes en su versión inglesa.
El resultado final de Victor Frankenstein es una película bastante plana, que lejos esta de darnos lo que nos habían prometido, una nueva versión del relato y conocer al hombre detrás de la bestia. Con apenas un par de elementos agregados a la historia que la mayoría conoce como principal (vuelvo a insistir que dicha imagen dista bastante de la novela de Mary Shelly), volvemos a ver otra vez mas de lo mismo, haciendo que una película que apenas dura 109 minutos se nos haga larga y densa.