Son casi incontables las incursiones que Frankenstein ha tenido en el cine a lo largo de la historia. Algunas han sido muy buenas y otras muy malas. Esto sin contar los clásicos de Boris Karloff.
La más fiel adaptación de la novela original fue Mary Shelly’s Frankenstein (1994), protagonizada por Kenneth Branagh y Robert De Niro, y la más reciente fue el fiasco del año pasado I, Frankenstein, donde Aaron Eckhart compuso a un “monstro fachero”.
Ahora llega este estreno que intenta mover un poco el avispero y contar (con muchas licencias y reinterpretaciones) una historia original cuyO ancla se encuentra en la relación entre Victor Frankenstein y su histórico asistente Igor, que aquí resulta ser un prodigio médico y no alguien limitado como siempre se lo retrató.
La dinámica entre James McAvoy y Daniel Radcliffe funciona y está bien, pero por separado no lograron encontrar la esencia de sus personajes, sobretodo McAvoy que está muy sobreactuado.
El fuerte del film es la estética y fotografía. El director Paul McGuigan, quien trabaja mucho en tv y su último film fue ese pseudo ensamble de superhéroes llamado Push (2009), logra crear un clima de película de aventuras y cine fantástico que se deja disfrutar en base a buena utilización de recursos y CGI como parte de un lenguaje y haciendo alarde de eso. Es decir, hace que el efecto especial se destaque y que se nota que está pero aún así no le resta (como si lo haría en cualquier película) sino que lo apropia. Esto es muy claro en la presentación de los protagonistas.
En definitiva, Victor Frankenstein es un film entretenido que se deja disfrutar. Una buena opción para un público no exigente que busca solo entretenerse.