Con ritmo de thriller contemporáneo y la atmósfera de una intriga en la Londres victoriana, “Victor Frankenstein” muestra que los clásicos pueden -y considerando la trama de jugar con la vida y la muerte- revivirse una y otra vez con buenos resultados. El equipo es ciento por ciento inglés (a partir de Mary Shelley, la autora de la novela) e incluye a algunos de los más talentosos actores y actrices contemporáneos del Reino Unido. Allí están James McAvoy (“Expiación, deseo y pecado”), como Frankenstein; Daniel Radcliffe (“Harry Potter”, y también “La dama de negro”, otra de terror gótico), como Igor, su brillante asistente; Jessica Brown Findlay (Lady Sybil Crawley, en “Downton Abbey”) en un personaje ideal para su estilo, como lo mostró en la también victoriana “Un cuento de invierno”, y Andrew Scott, (C, en “Spectre”), como el inspector que va tras los pasos de Frankenstein. Todos están a las ordenes de Paul McGuigan (“7, número equivocado”, “Push”) cuyo cine reúne dos de los elementos que predominan en su versión de “Frankenstein”: la acción y los hechos extraordinarios. Con algunas licencias en el guión, la trama sigue la historia conocida y la cuenta desde el final, con la famosa criatura creada de la nada. “La naturaleza no conoce la compasión”, le dice uno de los personajes al doctor Frankenstein, quien una y otra vez, y contra todo razonamiento -aunque el origen de su osesión se descubre hacia el final, en un hecho de su infancia-, deberá enfrentarse a sus impulsos creadores. Esa línea resume casi en totalidad esta lograda versión de este clásico cuento de terror.