Los creadores
Victor Frankenstein es un acercamiento novedoso a la historia creada por Mary Shelley en 1918 y que se convirtió en uno de los relatos populares más perdurables del mundo. Con variaciones notables, pero con Victor (James McAvoy) y su obsesión por crear vida como motor principal de la trama. La novedad es que se cuenta la historia desde el punto de vista de Igor (Daniel Radcliffe), un personaje que nunca existió en el texto original. Pero Igor tampoco es aquí el ayudante, sino un socio, ambos hombres trabajan hombro con hombro para lograr el objetivo que anima toda la historia. Se trata de un relato novedoso y muy entretenido, con actores completamente brillantes. La película posee una estética inicial que recuerda al Guy Ritchie de Sherlock Holmes. La película parece ir en tono ligero, casi de broma. Pero poco a poco abandona la mayoría de esos recursos y se vuelve dramática. Lo irónico es que el director de Victor Frankenstein es Paul McGuigan, quien dirigió cuatro episodios de la extraordinaria serie Sherlock para la BBC. En aquella serie, los recursos modernos estaban aplicados realmente bien, formando parte de la trama. Acá los usa para aligerar los aires de tragedia que se asoman en el relato. De forma muy original, nos metemos en la historia y sus personajes. Con el marco de una Londres Victoriana, Victor Frankenstein se luce en los aspectos visuales, un verdadero festín con una reconstrucción de época impecable, aun cuando muchos elementos sean de fantasía. Como ocurrió con la inmensa mayoría de las películas que toman la novela de Mary Shelley como base, el tema principal de la película es el desafío a la naturaleza y no tanto un dilema existencialista, como Shelley había creado. En ese aspecto vuelve al original de todo: el mito de Prometeo. Con esta característica, con grandes personajes y un ritmo que no decae en ningún momento, esta versión logra tener vida propia. Algunos personajes secundarios también son excelentes, en particular el inspector Turpin, de Scotland Yard, interpretado por Andrew Scott. Dentro de la moda de contar las viejas historias desde un punto de vista nuevo, este es uno de los pocos casos donde esto no arruina la historia sino que la vuelve más interesante. Luego de cientos de films basados en estos personajes, es realmente un milagro que aun pueda sorprendernos.