La intimidad de una voz
En lo que implica una ruptura en su trayectoria volcada a la ficción, Juan Villegas decide concentrarse en esta nueva producción en el formato documental, rescatando una figura fundamental para entender el tango contemporáneo, Victoria Morán. Lo hace con una lucidez formal que enfatiza en ilustrar al personaje que tiene entre manos con una calidez que recorre cada secuencia del film, incluso las más irregulares. ¿De dónde proviene esa calidez?, de la forma en que Villegas ilustra la cotidianeidad de Victoria sin tornarse derivativo en su retrato.
Para ir desmenuzando por qué planteamos los aciertos de este documental, remitámonos en primera instancia al apartado visual: Villegas refuerza con el primer plano pero no abusa de ello, preferentemente estableciendo el general para definir a Morán desde el entorno, el paisaje cotidiano que la define. Las personas que acompañan a Victoria alcanzan para conocerla, en particular los momentos junto a su marido y su padre, aunque también su tarea como docente y como asistente en un centro geriátrico. Al definirla desde los otros, el director no sólo consigue la calidez que mencionábamos, sino que ilustra a la artista en su integridad desde detalles mínimos. Esta decisión se ve con mayor precisión en el estudio de grabación: el sonido fuera de cuadro, los silencios y los encuadres de su figura individualizada se oponen al improvisado recital junto a su padre, que integra a todas las voces en el cuadro con colores cálidos.
Sin embargo, este rescate de lo cotidiano no siempre es un acierto. Una charla telefónica sobre plomería que se sostiene en un plano fijo resulta innecesaria o sobra el tiempo que se le dedica, en particular cuando ya nos hemos adentrado en el personaje. Por lo contrario, la charla con el periodista otorga la información que nos ayuda a descubrir a la persona de Morán desde los datos esenciales que la describen, complementándose al clima cotidiano de las secuencias donde vemos la riqueza de la artista más allá de la sequedad informativa.
En definitiva, Victoria es un documental certero, con una puesta en escena que nos remite a conocer a Victoria Morán -en caso de que no hayamos oído nunca de ella- desde una perspectiva personal y subjetiva. Y en caso de que ya la conozcamos, a disfrutar de su voz desde un lugar más íntimo que la define como artista.