La voz del esfuerzo
En Victoria (2015), Juan Villegas (Sábado, Ocio) incursiona por primera vez en el documental contemplativo, y toma como punto de observación a una de las más ascendentes cantantes del panorama actual del tango argentino: Victoria Morán.
Para poder armar el fresco, Juan Villegas se detendrá no tanto en la actividad profesional de la cantante (aunque dedica parte del film a escenas en el estudio de grabación), sino que enfatiza en el detalle de sus tareas diarias para poder completar una idea de lo que ella siente como profesional de la música.
En el acompañar a su hija a la escuela, hacer las compras, prepararse para darle una sorpresa a un familiar en un geriátrico, y en muchas otras actividades, Victoria Morán vive para su familia aunque desea poder vivir de la música. Tarea nada fácil considerando la falta de oportunidades, y pese a que -si bien la prensa la apoya- el público nunca le responde de la manera esperada en cuanto a convocatoria y participación en sus espectáculos.
La protagonista habla de su particular voz (cercana a la de las grandes trovadoras de antaño), de cuando superó la anquilosis de mandíbula para continuar con su vida. Villegas desanda los pasos de la cantante, la observa, por momentos desde atrás, por momentos mostrándola como mujer fuerte y decidida a conseguir lo que desea, destacando con humildad y simpleza su eterno esfuerzo, su trabajo dentro de un panorama musical particular del tango. El director la acompaña con su cámara como lazarillo a los muchos lugares donde Victoria presenta su segundo disco auto gestionando económicamente.
El film es una oportunidad de conocer a una artista completa, que hace casi 20 años viene dando lucha, que además es formadora de nuevos talentos y que, a pesar de no saber cómo continuar para publicitarse, sigue intentando imponer su arte.