Este nuevo film del director de Alta Fidelidad, inicia con tal aclaración. Es que a lo largo de los 112 minutos de duración de Victoria y Abdul nos adentraremos en la relación de más de una década entre la Reina y el joven de origen Indio, considerada tan controvertida y escandalosa por los miembros de la familia real que, tras la muerte de la monarca en 1901, se borró por completo la existencia de ella.
Abdul Karim fue el único sirviente en ascender al círculo de personas más allegadas a la Reina desde la muerte de su confidente escocés John Brown, quien ayudó a llenar un vacío en la vida de Victoria tras la muerte de su amado marido, Albert.
Shrabani Basu fue la periodista que descubrió esta amistad tras una visita a la casa de verano de la Reina en el año 2003, luego plasmó su hallazgo en el libro Victoria & Abdul: The True Story of the Queen’s Closest Confidant, en el que se basó el guionista Lee Hall para escribir esta película.
Esta es la “bien intencionada” historia sobre esa curiosa amistad intergeneracional (queda latente la duda de si solo fue una amistad). Abdul es “el hombre más alto en Agra” y es enviado a Inglaterra para presentar a Su Majestad una moneda ceremonial en celebración del aniversario número 50 de su reinado. Al llegar al palacio se le indica que por favor no mire a la reina a los ojos, cosa que obviamente hará. La Reina terminará por confesar a su corte: “Pensé que el alto era terriblemente guapo“, y así es como Abdul se convertirá en su sirviente personal, su maestro de urdu y, finalmente, su “munshi” o guía espiritual .
Abdul le enseñará sobre mangos y sobre la importancia de las alfombras. “La vida es como una alfombra, entramos y salimos de ella para formar un patrón”, la Reina le permitirá a cambio privilegios como viajar con ella por Europa y le concederá títulos y honores.
Judi Dench es la encargada de llevar la película adelante encarnando magistralmente a la malhumorada y poderosa Reina a sus 81 años. Ali Fazal, el joven hindú que debutó en Hollywood en Rápidos y Furiosos 7, le imprimirá al personaje de Abdul la cuota justa y necesaria de carisma con una correcta actuación. El resto de los personajes secundarios está a la altura de las circunstancias, destacando Adeel Akhtar como Mohammed, en su rol de personaje cómico (aunque la Reina también tendrá sus momentos).
Es curioso descubrir que Dench ya había encarnado a Victoria en la adaptación cinematográfica de aquella relación de la que hablaban las malas lenguas en el palacio real. Su majestad, Sra. Brown de 1997, le valió a la actriz su primera nominación al premio Oscar, logrando alzarse con la estatuilla al año siguiente por su papel de Isabel I en Shakespeare apasionado (¿será que Dench está predestinada a encarnar siempre a una reina de Inglaterra?).
En los rubros técnicos Victoria y Abdul no se queda atrás, está magníficamente montada, siendo tanto el maquillaje como el vestuario de primera categoría. La ambientación nos transporta a la época victoriana y nos lleva de paseo por los palacios británicos, por Agra y por Florencia.
Quedan a la vista los grandes esfuerzos que hace la película por absolver a Victoria de la responsabilidad colonial (no olvidemos que esta reina se convirtió en Emperatriz de la India) mostrándola como comprensiva y tolerante, e incluso describiéndose a sí misma como una “anciana gorda, coja, tonta e impotente”. Licencias poéticas que se tomó el director, dependerá de los historiadores evaluar cuán preciso es el film como biografía de los últimos años de la Reina Victoria.
Conclusión:
Este drama biográfico logra entretener, aunque podría ser leído por algunos como una parodia. Victoria y Abdul resulta una divertida y encantadora fantasía real (de realeza, no de realidad) sobre la inesperada amistad entre dos personas que nada tenían en común, la Reina del país que explotaba a la cuarta parte de la humanidad y un sencillo servidor de la India.