Una mujer bajo influencia
La película de Justine Triet refleja lo abrumadora que puede ser la vida actual, con acertados pasajes cómicos.
He aquí uno de los pocos casos en los que el tráiler resulta una publicidad engañosa, pero no en perjuicio del espectador, sino de la película. Porque si nos guiamos por los dos minutos de avance, estamos ante otra de esas irritantes comedias francesas industriales que lamentablemente acostumbran estrenarse por aquí. Pero no: Victoria (“y el sexo” es un agregado local) es una decente comedia dramática sobre una mujer en la crisis de los cuarenta.
Abogada, divorciada, madre de dos niñas pequeñas, Victoria Spick (la bella y talentosa Virginie Efira) tiene que llevar adelante su hogar en soledad, mientras intenta hacer pie en su profesión y no encuentra espacio mental para los hombres. Que sólo parecen estar en su vida como una carga: ahí está su ex marido, exitoso a partir de un blog donde revela intimidades de ella con nombre y apellido; un amigo/cliente, que le complica la existencia con un caso absurdo; Samuel, un ex cliente que está como bola sin manija y le pide asilo.
Se nota que detrás de cámara hay una mujer (Justine Triet, La batalla de Solferino), pero el suyo no es un feminismo declamativo, sino que simplemente subyace a la historia. Con pasajes dramáticos que exceden la problemática femenina: Victoria está abrumada por la cantidad de estímulos y responsabilidades de la vida moderna (y dentro de ese panorama, los hijos están lejos de ser un remanso). La comicidad que llega para aliviar tanta amargura está lograda: lejos de ser brillante, es mucho más inteligente que la media de los últimos exponentes franceses del género.