Como dos extraños
Muchas veces se considera al plano secuencia como un rasgo de exhibicionismo gratuito de los directores de cine. En el caso de Victoria (2015) los 138 minutos de plano secuencia generan la atmósfera ideal para que el espectador asista a una experiencia cinematográfica de gran atractivo y adrenalina.
La noche interminable y el desplazamiento cuidadoso de la cámara por las calles nocturnas, adueñándose del lugar en el movimiento preciso y no fatigoso ayudan a comprender la significancia del recurso para comenzar en una discoteca bajo la efervescencia festiva y terminar en pesadilla, donde la protagonista pasa por tantos estados que van de la euforia a la angustia en un segundo, siempre enmarcada en el riesgo de lo desconocido y la aventura para salir de la rutina y el pozo emocional en el que se encuentra. Sin lugar a dudas la propuesta más original de este festival.