Videocracy
Cómo el ascenso político de Berlusconi marcó a la sociedad italiana contemporánea
La TV italiana experimentó una serie de cambios en las tres últimas décadas, a la sombra del nacimiento y del desarrollo de Mediaset, empresa de comunicaciones de Silvio Berlusconi, que de poderoso empresario pasó a convertirse en presidente de su país. Erik Gandini, director y guionista de este documental, se encarga aquí de mostrar esos cambios a través de aquellos hombres y mujeres, jóvenes en su mayoría, los que a fuerza de talento, y también de indudable avaricia por lograr triunfar en la pantalla chica, no vacilan en intervenir en espacios televisivos de dudoso gusto que, no obstante, cuentan con el masivo apoyo del público.
El film muestra, pues, el otro lado de la televisión italiana, y lo hace con indudable capacidad de observación, poniendo el ojo de su cámara en ese Berlusconi que se muestra a sí mismo como una víctima, sabiendo desde siempre cómo imponer el poder de la imagen sobre la realidad.
Aquí no faltan los más agudos elementos (a veces con rasgos de humor) del trasfondo de una pantalla que, como la italiana, adolece de calidad estética para transformarse casi en un espectáculo circense en el que sus figuras principales luchan a brazo partido para sobresalir en un micromundo poblado de envidias y sexo.
En el centro está Berlusconi y su sonrisa sardónica. Siempre dispuesto a ganar las más difíciles partidas con su olfato político, se convierte en el hombre fuerte de una televisión que maneja con hilos de titiritero. Videocracy logra ampliamente así su propósito de denuncia en este largometraje de Gandini, italiano radicado en Suecia.
Una música de indudable calidad apoya este documental, mientras que la fotografía no deja escapar ninguno de los más pequeños detalles de los entretelones de esta temática que es, sin duda, un viaje de ida y vuelta en el tiempo sobre cómo la lógica televisiva fue moldeando a una clase política y a todo un país.