M. Night Shyamalan regresa con una película basada en una novela gráfica que podría haber sido mucho mejor de lo que es.
Las obras cinematográficas de M. Night Shyamalan siempre consiguen obtener un público fiel que le interesa una historia innovadora. Que no quieren pensar mucho y solo disfrutar el clásico entretenido thriller del director que prometió y nunca cumplió. Pero no logra escapar de las fuertes críticas. Más aun cuando se mete en films que intentan tocar algo profundo, pero nunca llegan, o cuando algo científico o “sin mucha explicación” como en The Happening (2008) sucede.
Por suerte este film, Old (Viejos-2021) no llega al bajo nivel de aquella, pero si deja mucho que desear. Esta película estrenada en pandemia trata sobre una familia que se va de vacaciones y descubren una playa alejada de todo. En este lugar rodeado de piedras de gran altura y acantilados sucede algo muy extraño, ellos empiezan a envejecer. Básicamente esta película ya es spoileada desde los tráilers y la forma de venderla.
SIN SPOILERS
Para comenzar vale decir que hay varios errores narrativos que posiblemente no sean tan apreciados por el espectador común, porque la trama resulta original y atrapante y a veces quedará como «no le busques el pelo al huevo». Es decir, a veces con un tipo de trama que involucra un dato científico vinculado al paso del tiempo, es solo una excusa para mostrar algo intrigante y profundo. Una profundidad que se alcanza muy pocas veces. Porque las preguntas surgen apenas revelan el gancho del film, y por desgracia no se obtienen buenas respuestas.
Siendo Glass (2019) la última película dirigida por M. Night Shyamalan ahora decide volver a una historia quizá más pequeña, con pocas locaciones y muchos personajes. Al principio ya comienza mal con ciertas actuaciones mal elegidas. Gael García Bernal transmite de forma casual a un simple hombre que justamente se llama “Guy”, como si no fuera más que un sujeto al que le pasan cosas. Además, puede llegar a recordar al personaje John Leguizamo en “The Happening” con sus insoportables estadísticas.
Un desacierto fue Vicky Krieps que no llega a contagiarnos ese drama y desesperación que seguramente obtendríamos si vemos los que pasa. Los niños al principio entregan un potencial que recuerda a The Visit (2015) un buen thriller del mismo director. Aunque esto decaiga debido a la excusa dramática. Otras actrices como Abbey Lee (Chrystal) que hace de la típica esposa fanática de la belleza y verse bien, o las actrices que hacen de la pequeña Maddox, hija de la familia que se va de vacaciones, entregan buenos papeles. Además del conocido Alex Wolff (Hereditary). Todos son personajes que ya hemos visto pero con una vueltita interesante, como el cirujano creído, pero con problemas mentales, o una psicóloga social con un problema de salud. Aunque de lo más irritante es el cómo se presentan y dicen “yo soy esto y hagamos esto”, en vez de solo hacerlo y que nosotros identifiquemos que son. Muchas veces dicen lo que hacen, algo completamente innecesario y de un primer borrador de guion.
El film es una gran idea adaptada de una novela gráfica del 2010 del escritor Pierre Oscar Lévy y el artista Frederik Peeters llamada Sandcastle. El director explicó en una entrevista que el libro le dio una oportunidad de superar muchas de las ansiedades que tenía en torno a la muerte y del envejecimiento de sus padres. Desgraciadamente ese toque personal y sentimental nunca golpea al espectador. Con ciertas sobrexplotaciones o escenas repetidas que vuelven a explicar algo que ya estamos viendo y vimos escenas anteriores, cansan y hasta alteran. Quizá el director solo pretende mostrarnos la inmadurez que ciertas personas adultas tienen, a veces tratándonos como niños que no sabemos entender y por eso repite la información.
Nunca llega a ser profundo el film y solo se queda en el cliché del “paso del tiempo”, aunque con una buena resolución final a nivel de trama. Con respecto a la zona de playa y que todo suceda de día le quita ese tono tétrico que podría llegar a tener. Lo alarmante a veces no se siente. No consigue ser Picnic at Hanging Rock (1975).
De todas formas, vale rescatar algunos fundidos encadenados del director junto a unos paneos de la cámara en medio de los personajes, que nos integran a la confusión de la situación. Además de momentos tétricos y cercanos al horror como aquello que hace referencia al calcio o un bebe recién nacido.
Otra vez Shyamalan cae en el ser humano contra la fuerza de la naturaleza, y esto no le sale muy bien. No son aliens, ni un pueblo, ni fantasmas. Es como “el viento” que mata a gente, salvo que en este caso es el lugar que envejece a la gente. Una buena idea, mal implementada.
Este film puede ser totalmente más disfrutable si es encontrado en el cable o visto en alguna parte sin saber de qué trata.
Así que por eso ahora se viene la zona de spoilers.
CON SPOILERS
Todo pasa en poco tiempo. Un día puede equivaler toda una vida. Por eso cada uno va muriendo de alguna u otra forma. Pero esta trama está llena de huecos narrativos y equivocaciones. En un momento se explica que, a pesar del rápido envejecimiento, el cabello y las uñas no crecen, ya que se componen de material muerto, sin embargo, el niño hijo de la familia, Trent, desarrolla el crecimiento de la barba y otros vellos corporales cuando pasa de 6 años a la edad adulta. No hay congruencias en términos de la ropa que usan desde que son niños hasta que crecen. O con respecto a las infecciones. O con el personaje Mid-Size Sedan que vemos en una escena de noche y al día siguiente se ve igual. ¿No envejeció?
Y si en unos minutos ya pasan bastantes semanas u horas o meses, no se los ve comer demasiado. Solo a veces. Existe una de las muertes que tranquilamente podría haber sido mucho más shockeante y pasa bastante desapercibida. Sea por el tono y el ritmo el cual es manejado.
Hacia el final, cuando la emoción está por llegar, casi alcanza a tocar nuestros corazones cuando la vejez de los padres llega. La mala visión y audición. Que es casi arruinada por la típica pelea de esposos.
Por lo que vemos hay varios huecos y equivocaciones que pueden llegar desconcentrar al que presta atención. Con una explicación final satisfactoria, este último film de M. Night Shyamalan trae consigo algo innovador con buenos maquillajes y desenlace, pero sin llegar a emocionar. Pura trama (que encima tiene huecos) sin corazón, como un reloj (de arena) que solo cumple su trabajo de hacernos pasar el tiempo sin dejarnos más que eso.