El terror de envejecer según M. Night Shyamalan
El especialista en jugar con nuestras mentes ataca nuevamente con su arma más fuerte.
Uno de los pocos directores de la actualidad que pese a tener algunos trabajos cuestionables, siempre que estrena algo nuevo es motivo de salida cinéfila. Creador de quizás una de las mejores películas de suspenso de los últimos 5 años como lo es Split (2016) como así también responsable de estrenar en el medio una secuela Glass (2019) con altas expectativas que no terminaron de convencer en general. La historia de su carrera se basa en eso. Algo bueno y algo no tan bueno. En esta ocasión, con la pandemia del COVID-19 en su pico máximo, M. Night Shyamalan junto a su equipo y sus barbijos filmaron Old (Viejos en Argentina y Latinoamérica) durante 2020 y un año después, llega a los cines con aires de revancha y una reivindicación de que el director y escritor aún tiene historias locas por contar.
Con la playa como principal recurso y siendo la verdadera protagonista, Shyamalan nos invita a pasar casi dos horas en un lugar que a la gran mayoría (iba a poner a todos, pero existen los haters del mar) les puede parecer una de las opciones más lindas para vacacionar y divertirse que tiene nuestro mundo. Vacaciones, arena, sol, mar, todo parece más que placentero, pero poco a poco la película se encargará de incomodarnos y de hacernos sufrir junto a los protagonistas.
El director agarra un concepto tan humano y tangible en la sociedad como es el miedo a envejecer y lo combina con la magia del cine para contarnos la historia de una playa que a pesar de ser hermosa a la vista, esconde algo tenebroso y oscuro.
De las mejores cosas que se le puede destacar a Old y teniendo absoluta lógica con su idea principal, es que el tiempo transcurre de manera tan rápido que ni siquiera hay muchos minutos para explicar de lleno lo que está sucediendo. Por eso digo que ésta película se encarga de que el espectador sufra y sienta las situaciones inexplicables casi a la par de los protagonistas. La inmersión a la historia es contundente y no deja de ser un misterio en todo momento.
No hay una actuación mala. Desde el mexicano Gael García Bernal y el británico Rufus Sewell, pasando por las varias versiones que tienen los pequeños Trent (un gran Alex Wolff), Maddox y Kara de ésta película. En sus interpretaciones se podrá sentir a flor de piel la desolación y la angustia que les genera estar atrapados en una playa mientras envejecen de manera inexplicable con el correr de los minutos.
Sin entrar en muchos detalles y ni hablar de spoilers, sinceramente la experiencia de éste film se basa en ir a verlo con la menor información posible. Hay una buena historia, totalmente nueva y original de M. Night y muchos conceptos muy bien ejecutados, principalmente el del terror. El horror no siempre tiene que ser una persona despedazando a alguien o fantasmas demonios, lo que muchas veces más nos asusta es lo que podemos ser capaces como seres humanos en situaciones extremas y eso es el gran acierto de la película. Por eso es muy importante destacar el gran nivel actoral de los protagonistas para transmitir desde un principio la naturalidad, su humanidad, la tristeza y el sufrimiento de sus personajes.
Ya como una fija del cineasta y su extensa carrera en el género, en esta película se encargará de lograr escenas que difícilmente salgan de nuestras cabezas y eso lo convierte en un verdadero crack. Con varios momentos incómodos y casi desagradables de ver, por pasajes estaremos recordando de alguna manera a las grandes pelis que supo presentar el macabro estudio A24 como Midsommar o Hereditary, aquí M. Night Shyamalan demuestra que con un estudio gigante como Universal Pictures se puede hacer una peli en el mainstream, pero con sello de autor.