La sangre y gore que merecía el Suicide Squad de DC Comics James Gunn escribe y dirige la nueva película y refrescada versión del Task Force X. Poco a poco, se retoma el curso normal de los estrenos en cines y si hablamos del cine moderno, hablamos de películas de comics. Hace años que cada estudio y editorial de diversas maneras y con diferentes personajes e historias, se fueron acercando a las producciones cinematográficas con propuestas para el espectador de todo tipo. A pesar de la gran cantidad de opciones que abundan en la carta, las cosas serias siempre terminan definiéndose en el choque de los más grandes: DC y Marvel. Y ésta nueva película The Suicide Squad (2021) sin dudas marca un hito en la historia de las compañías dominantes del género. Corría el año 2018, se jugaba un mundial de fútbol en Rusia, nos dirigía un pelado malvado, el dólar costaba alrededor de 20 pesos y James Gunn se encontraba posicionado como uno de los directores de más renombre en Marvel Studios con Guardians of the Galaxy Vol.3 siendo su próximo estreno del MCU. Por otra parte, DC y la tan desconcertante Warner Brothers, ya habían estrenado la porquería de Justice League (2017) y literalmente iban con el timón de su barco comiquero a la deriva. A pesar de no haber funcionado para nada lo de Joss Whedon en la «película» de la Liga de la Justicia que lanzaron en cines, la sensación es que DC/Warner siempre quiso emular y poder acercarse cada vez más a la fórmula Marvel. Las cosas no pudieron haber salido mejor para Warner en julio de aquel 2018 cuando la vida profesional de James Gunn estuvo a punto de ser exterminada del entretenimiento masivo por la aparición de unos tweets y publicaciones antiguas del director en donde según sus palabras, estaba «haciendo chistes» con temas bastantes sensibles y sin dudas cuestionables. En la ola de lo políticamente correcto y en tiempos de tolerancia cero para estas cuestiones en Hollywood, Disney no dudó en despedirlo. Eran horas complicadas en la vida de Gunn, mezclado entre el apoyo de algunas figuras del cine que trabajaron con él y el repudio que recibía en lo que pintaba como una cancelación inminente, Warner Bros. Pictures contactó y le ofreció absolutamente todo lo que quiera de DC Comics a su disposición, con tal de que el «ex director» estrella de Marvel juegue en su equipo. Y si hablamos de bardo, críticas, quilombos en Hollywood, pareciera ser que la vida del Squad y Gunn quiso unirlos porque son tal para cual. El Escuadrón Suicida, ese equipo que se ensucia las manos, que deja la vida en la cancha, los villanos más podridos de DC Comics tuvieron su primera oportunidad de saltar a la gran pantalla en 2016 dirigidos por David Ayer. La historia de esa película es otra de las manchas del estudio y de DC Comics en el cine. #ReleaseTheAyerCut es una movida nacida en redes sociales, apoyada por el propio director, sus protagonistas, varios colegas del que alguna vez se conoció como el DCEU y obvio sus fans que exigen lo mismo que sucedió con la Justice League que estrenaron en 2017, pero a diferencia de la victoria casi inmediata del Snyder Cut saliendo en HBO Max, Warner cambió la página y avanzó en una nueva película que no es un reboot ni reinicio de la franquicia, que sigue siendo del mismo Universo DC que vimos en el 2016 pero que cambió absolutamente todo y finalmente lo del Escuadrón Suicida se siente más como una película y para nada un producto dañino como lo anterior. Con un par de pelis, pero más que nada con lo visto en ambas de los Guardianes de la Galaxia, sumado a que el estudio le daba el total control creativo para explotar al máximo toda su visión, era medio de esperarse que The Suicide Squad sea como mínimo una buena película. Y sí, claro que lo es, El Escuadrón Suicida es un concepto recontra copado, villanos de DC Comics cumpliendo misiones encubiertas del gobierno, con explosivos en sus cabezas, amenazados por Amanda Waller, actuando con demencia, de manera suicida, explosiva, inesperada y sangrienta. Un combo pochoclero que respira entretenimiento, un aire que invita a la diversión absoluta, un concepto que uno pensaba que algo así nunca podía fallar, pero sí, le pasó en su primera película y para la alegría de muchos, en este nuevo intento todo marcha bien. Desde ya, ni bien empieza TSQ, el ritmo y la cancha la marca James Gunn, diciendo acá estoy, ésta es mi película. Ya saben, un buen soundtrack, unas tomas piolas, sin la necesidad de explicarle todo nuevamente al público, el film inicia su recorrido con total naturalidad y con el Squad partiendo a la misión suicida. En una mezcla de sensaciones que genera la combinación de los personajes nuevos con los vieja escuela de David Ayer, los primeros minutos transmiten una vibra de abrir un buen cómic y meterse de lleno en la historia. Un claro basta de introducciones largas y aburridas. Se piden tiros, fuego y el Squad va por eso. Una de las principales inspiraciones del director para crear su versión del Suicide Squad fueron películas de acción como Rambo (1982) o Predator (1987), además de las mil influencias que pueda tener su mente tan dedicada a hacer un cine, como mínimo interesante. Remarco puntualmente esas pelis que tanto amamos y que se fueron perdiendo entre las producciones modernas porque James Gunn supo combinar genial a estos personajes que son todos muy locos e impredecibles en una clásica peli de guerra old school, tirando paredes por momentos con el cine clase B y una total libertad para reventar cuerpos y mostrar muertes re crudas que obviamente deben suceder y por qué no también verse debido al contexto de una guerra entre villanos con habilidades sobrehumanas. Y sí, otro de los puntos para diferenciarse con la anterior que fue calificada PG-13 para abarcar más edades en las salas del cine, mientras que acá tenemos una calificación R sin ningún tipo de problemas. El reparto y el despliegue técnico de esta película es una locura. Está bien invertida la guita señor Warner. Pero para destacar en The Suicide Squad que está poblada de actrices y actores de todas partes del mundo, sin dudas son los trabajos de Viola Davis, Margot Robbie y Joel Kinnaman como los que regresan a sus papeles del primer film. Harley Quinn casi en piloto automático, sorprendiendo con cositas nuevas que se le suman al desarrollo de su personaje, pero con Amanda Waller y Rick Flag ganando mucha más presencia en esta nueva interpretación de sus personajes con momentos que realmente pueden lucirse, principalmente la oscarizada Davis que se roba muchas escenas. De los nuevos podría hacer un top entre Idris Elba (Bloodsport) que es una bestia, con un guion más o menos digno sabemos lo que es capaz de hacer, John Cena (Peacemaker) que llegó al Universo DC para quedarse, ya con esta peli y su personaje como otro de los grandes hallazgos del ojo clínico que tiene James Gunn para rescatar personajes raros de los comics y el legendario Doctor Who, Peter Capaldi como The Thinker. Obviamente lo de Sylvester Stallone como King Shark es ese plato de más que comiste porque todo estaba muy rico. Tener a Rocky, una leyenda del cine prestando su voz en un personaje bomba como el Rey Tirubón, es un golazo. La portuguesa Daniela Melchior, el mexicano Joaquín Cosío y el argentino Juan Diego Botto le sumaron color a la película, sus acentos que unirán más a la audiencia internacional y cositas muy buenas que le terminaron sirviendo a la historia. The Suicide Squad es la demostración de que la confianza a un director y la luz verde para explotar su identidad creativa funcionan casi siempre bien. James Gunn es un cineasta ya consagrado dentro del género y todo indica que tendrá muchas cosas más por delante en los dos universos más importantes. Son 2 horas clavadas de entretenimiento, en donde se unirán los fans de DC, pero también los que bancan a Gunn por los Guardianes y Marvel. Una situación impensada, pero hasta el momento puede proclamarse como el único director que juega en ambos equipos. Sí, un poquito de tristeza por David Ayer que seguro al ver esto, mínimo deberá pensar en lo que pudo haber sido su Escuadrón Suicida, pero el 2021 quedará como el año en que James Gunn clavó un éxito para DC.
El terror de envejecer según M. Night Shyamalan El especialista en jugar con nuestras mentes ataca nuevamente con su arma más fuerte. Uno de los pocos directores de la actualidad que pese a tener algunos trabajos cuestionables, siempre que estrena algo nuevo es motivo de salida cinéfila. Creador de quizás una de las mejores películas de suspenso de los últimos 5 años como lo es Split (2016) como así también responsable de estrenar en el medio una secuela Glass (2019) con altas expectativas que no terminaron de convencer en general. La historia de su carrera se basa en eso. Algo bueno y algo no tan bueno. En esta ocasión, con la pandemia del COVID-19 en su pico máximo, M. Night Shyamalan junto a su equipo y sus barbijos filmaron Old (Viejos en Argentina y Latinoamérica) durante 2020 y un año después, llega a los cines con aires de revancha y una reivindicación de que el director y escritor aún tiene historias locas por contar. Con la playa como principal recurso y siendo la verdadera protagonista, Shyamalan nos invita a pasar casi dos horas en un lugar que a la gran mayoría (iba a poner a todos, pero existen los haters del mar) les puede parecer una de las opciones más lindas para vacacionar y divertirse que tiene nuestro mundo. Vacaciones, arena, sol, mar, todo parece más que placentero, pero poco a poco la película se encargará de incomodarnos y de hacernos sufrir junto a los protagonistas. El director agarra un concepto tan humano y tangible en la sociedad como es el miedo a envejecer y lo combina con la magia del cine para contarnos la historia de una playa que a pesar de ser hermosa a la vista, esconde algo tenebroso y oscuro. De las mejores cosas que se le puede destacar a Old y teniendo absoluta lógica con su idea principal, es que el tiempo transcurre de manera tan rápido que ni siquiera hay muchos minutos para explicar de lleno lo que está sucediendo. Por eso digo que ésta película se encarga de que el espectador sufra y sienta las situaciones inexplicables casi a la par de los protagonistas. La inmersión a la historia es contundente y no deja de ser un misterio en todo momento. No hay una actuación mala. Desde el mexicano Gael García Bernal y el británico Rufus Sewell, pasando por las varias versiones que tienen los pequeños Trent (un gran Alex Wolff), Maddox y Kara de ésta película. En sus interpretaciones se podrá sentir a flor de piel la desolación y la angustia que les genera estar atrapados en una playa mientras envejecen de manera inexplicable con el correr de los minutos. Sin entrar en muchos detalles y ni hablar de spoilers, sinceramente la experiencia de éste film se basa en ir a verlo con la menor información posible. Hay una buena historia, totalmente nueva y original de M. Night y muchos conceptos muy bien ejecutados, principalmente el del terror. El horror no siempre tiene que ser una persona despedazando a alguien o fantasmas demonios, lo que muchas veces más nos asusta es lo que podemos ser capaces como seres humanos en situaciones extremas y eso es el gran acierto de la película. Por eso es muy importante destacar el gran nivel actoral de los protagonistas para transmitir desde un principio la naturalidad, su humanidad, la tristeza y el sufrimiento de sus personajes. Ya como una fija del cineasta y su extensa carrera en el género, en esta película se encargará de lograr escenas que difícilmente salgan de nuestras cabezas y eso lo convierte en un verdadero crack. Con varios momentos incómodos y casi desagradables de ver, por pasajes estaremos recordando de alguna manera a las grandes pelis que supo presentar el macabro estudio A24 como Midsommar o Hereditary, aquí M. Night Shyamalan demuestra que con un estudio gigante como Universal Pictures se puede hacer una peli en el mainstream, pero con sello de autor.
Una Nueva Era con LeBron James, el Rey del Basketball El mundo del baloncesto y las caricaturas se vuelven a cruzar en la nueva Space Jam. Difícil empezar a escribir sobre esta película sin caer en la interminable cuestión de sí lo de antes era mejor o es simplemente un efecto nostalgia que genera esa idea e ilusión que aún conservamos y que seguirá pasando en el futuro. En 1996 con Michael Jordan, Space Jam se convirtió en un clásico inmediato para millones de niñas y niños que vieron como el universo de los Looney Tunes se combinaban con el mejor basket del mundo. En una era sin redes sociales, con MJ brillando en Chicago Bulls (ver The Last Dance, Episodio VIII en Netflix) y esa sensación de que todo brillaba más en los 90s, hicieron que Space Jam se quedará como una joya única y sin secuelas. Pero como dice el título, Una Nueva Era en Space Jam es una realidad. 25 años tuvieron que pasar del primer juego del Tune Squad para volverlos a juntar en la cancha. En el medio, muchísimos jugadores que podrían tranquilamente seguir con el legado de Jordan y protagonizar una secuela como Kobe o el mega carismático de Shaq, incluso hubo ideas del estudio para hacer otra peli con Air Jordan, una con Tiger Woods y hasta el skater Tony Hawk estuvo en los borradores, pero no, el elegido, quien cargará con esto será King James. Con la 23 en la espalda ya demostró que con ese número se ganan anillos en diferentes equipos y Warner Bros. no dudó en elegirlo como el sucesor de Michael. LeBron, uno de los mejores jugadores de la historia y todavía actual campeón de la NBA, llega para coronar con esta película su temporada gloriosa en Los Angeles Lakers, su última gran decisión luego de coleccionar gemas por Cleveland y Miami. El Rey además de protagonizar, produce la nueva Space Jam que se estrena en cines de todo el mundo, como así también por HBO Max en exclusiva para USA. LEER Space Jam: A New Legacy de LeBron y Bugs La película, al igual que Space Jam del 96, es un largometraje que funciona como una mega publicidad de muchas cosas, en este caso, las franquicias de Warner Bros. El enfoque desde un principio nada tiene que ver con lo visto en la de Jordan, así que se experimenta algo totalmente nuevo. El protagonista es LeBron y a pesar de ser un jugador que despierta admiración total por su juego, a la hora de actuar deja mucho que desear. Quizás uno de los problemas sea la poca y casi nula química que tiene con su «familia», completamente ficticia, con actores que nada tienen que ver con el atleta. La diferencia entre éste método en la película de Jordan y la actualidad, es que con googlear o mirar las redes sociales de Bron, es fácil darse cuenta quiénes son sus hijos y su esposa, por lo cual, desde el vamos la idea de reemplazarlos por actores y que además terminen restando en lugar de elevar las interpretaciones, es un error importante. El concepto Space Jam sigue siendo el mismo, el mejor jugador de basket de la actualidad se une con los Looney Tunes para disputar un partido fundamental en sus vidas con absolutamente todas las de perder. Mientras que los que acompañan a LeBron son Bugs Bunny, El Pato Lucas y los personajes más famosos de este grupo, enfrente tendrán que vencer a un Dream Team conformado por Anthony Davis, Damian Lillard, Diana Taurasi, Klay Thompson y Nneka Ogwumike mejorados con habilidades de videojuegos. AD, el socio perfecto para LeBron en el último anillo que conquistaron con Lakers El director de la película no tiene el mejor historial que uno pueda imaginar, Malcolm D. Lee entre sus títulos destacados se encuentran Scary Movie 5 (2013) y Night School en 2018 con Kevin Hart. Produce y la escribe Ryan Coogler (Black Panther) junto con Sev Ohanian. Sorprende por lo que significa el nombre Coogler para el cine, se nota que acá estuvo en modo relax y no hizo su mejor trabajo como escritor. Si bien estamos hablando de una historia en donde LeBron James hace equipo con Bugs y sus colegas, claro que mucho no se puede pedir, pero cuando una película es regular para abajo se nota y Space Jam 2 no termina de convencer en absoluto. LEER Space Jam: A New Legacy de LeBron y Bugs Momentos buenos se encuentran aislados a lo largo de sus 116 minutos en secuencias como los créditos iniciales que rinden tributo al film original con highlights de la carrera deportiva de LeBron que nos dejan preparados para algo épico. Por más ridículo que sea, el plato fuerte en cuestión, es el partido Tune Squad vs Goon Squad que entretiene mucho y se encuentra cargado de guiños en varias jugadas. La sobre-explotación del concepto multiverso que se viene apoderando del entretenimiento en general no está del todo bien aprovechada, y solamente en casos muy especiales, los momentos «Warner» son divertidos. Todo lo bueno que hizo por ej Ready Player One (2018), en esta idea de querer imitarlo, la película fracasa y lo que pintaba como algo épico, se queda muy por debajo de las expectativas. A pesar de todo, la carisma y la buena onda de LeBron sumado a los Looney Tunes que son leyendas que resisten el paso del tiempo, la película es una entretenida aventura para cruzarse un domingo de flojera por la tarde. No cumple con las expectativas de un mega tanque que haga explotar las salas, pero sí para mirarla con cariño y por qué no, hacer una doble función con la de Jordan. Finalmente, los puntos positivos se pueden repartir entre algunos momentos cliché de Don Cheadle como el villano de turno, casi al borde de lo ridículo, algo típico en las películas de Looney Tunes; Los aportes actorales de Zendaya, Lil Rel Howery o Wood Harris y también los divertidos cameos que son los fuertes de la película. Visualmente no hay nada para reprochar, al contrario, se agradece que uno de los estudios más importantes del mundo no haya dudado en poner la mejor animación ni a los mejores para los efectos visuales. Por último, el soundtrack está dentro de todo en algo aceptable, pero ni cerca de ser legendario, se podría esperar algo más sabiendo que era cuestión de Bron active un par de WhatsApp. LEER Space Jam: A New Legacy de LeBron y Bugs La verdad es que pueden estar tranquilos que Space Jam: A New Legacy no choca ninguna ferrari y por momentos no se olvida que gracias a la original, existe. Aunque no se detenga mucho en compararse ni en verse reflejada con la original, ésta película entiende que las cosas son diferentes con un público renovado 25 años y que claramente el mundo del 2021 no es 1996. Sí quizás le quedará debiendo algo a los siempre exigentes, a ese grupo de nostálgicos y a esos adultos que en su infancia vieron la primera Space Jam, pese a todo, no tengo dudas de que venderá muchos juguetes, las campañas serán un éxito y que una nueva generación crecerá con esta película de LeBron junto a los Looney Tunes.
Esto es muy simple: si no te bancas la locura de Harley Quinn, seguí de largo. Birds of Prey (Aves de Presa) es una película que funciona muy bien en todos los puntos que quiere tocar. La comedia está en buen nivel, acompañada muy la par de la locura de su protagonista. La acción y coreografías de peleas están diez puntos, sumando mucho por el apoyo del responsable detrás de la acción en John Wick. Es dramática y oscura cuando lo requiere, teniendo a Black Mask con Ewan McGregor un gran punto fuerte en el film y un interesante Victor Zsasz. La fotografía me encantó. Nunca me saturó el cerebro como lo hizo Suicide Squad y la elección musical estuvo acorde al frenesí del relato. Las chicas pisan fuerte en esta película y en ningún momento de manera forzada por los tiempos que corren. Otro gran acierto de DC Comics.
Técnicamente, de las mejores cosas que he visto en los últimos años. Finalmente pude ver 1917 en una pantalla de cine. La película de Sam Mendes que hasta ahora sorprendió a todos en la temporada de premios, superando nada más que a Martin Scorsese y Quentin Tarantino como mejor director. Al igual que la gran mayoría, tenía mis dudas respecto a este film. Dudas que se despejaron en los primeros diez minutos por la intensidad y los recursos técnicos desplegados de principio a fin. Es simplemente increíble y brillante. Película de guerra filmada y narrada desde un ángulo distinto, que reinvidica al cine una vez más como un arte que no deja de sorprender. Los planos, la fotografía, las actuaciones, el soundtrack, las emociones, etc. Más la pienso, más me gusta. Terminé agotado al verla, es una película que trabaja directamente en el cerebro del espectador y te mete ahí en la guerra, un lugar horrible y desolador para estar. Gran candidata para los #Oscars de este domingo. Gane lo que gane, no habrá discusión alguna.
OBRA MAESTRA. Joker es lo que merece el personaje. No se guarda nada. Joaquin Phoenix con una clase impresionante de actuación, casi que no tiene rivales para el Oscar. Todd Phillips hace el mejor film de su carrera y la mejor película de DC Comics. Desde hace muchísimos años, ha sido una interminable batalla en la historia cinematográfica de DC Comics el tono que deberían llevar sus películas. Desde la visión y estética de Tim Burton a finales de los 80 con la primera aparición de Jack Nicholson, hasta la interpretación de Jared Leto en Suicide Squad (2016), el universo DC y más precisamente, la gallina de huevos dorados de Warner (Gotham City) tuvo varias representaciones, que para bien o mal, siempre han generado polémica en todo el ambiente que rodea al cine. Ahora en 2019, el director Todd Phillips parte de la interesante idea de presentar una historia basada en un personaje de DC, pero que en ningún momento se siente como una película de las denominadas comiqueras. Los últimos años en este género como lo saben, han sido abrumadores en cuanto a la oferta que a lo largo de los meses, superhéroes de cualquier tipo supieron copar la parada de la industria (incluso ganando Oscars) y se instalaron durante todo el calendario para que siempre exista una opción familiar y amigable de disfrutar una película divertida, cargada de acción, emociones alegres, explosiones y heroísmo, entre otras cualidades positivas de los personajes con trajes ajustados. Joker es el trueno que viene a destrozar al árbol perfecto que creció por mucho tiempo y nunca se movió de su tierra firme. Una película que apuesta una vez más a la humanización de este maravilloso mundo, pero a niveles supremos. Ni siquiera el respetado Chris Nolan y una de sus máximas obras The Dark Knight (2008) pueden acercarse al excelente film que logró Phillips, quien venía con un historial de películas cómicas, muy buenas por cierto, pero que como mínimo levantaron sospecha por agarrar al príncipe del crimen en su primera e histórica película individual. Si bien el director ha mostrado cosas muy positivas en War Dogs (2016), su última película antes que Guasón, en este film que además es el primero del sello DC Dark y juega a ser un elseworld, se puede notar un cambio rotundo en todos sus cualidades, algo tan notable que rápidamente la posiciona por muy lejos como su mejor película hasta la fecha. Este film funciona tan bien y es algo tan increíble de ver porque es de esas películas que ya no se hacen. Ya sea por las capacidades técnicas de los realizadores, por la sensibilidad en la sociedad que vivimos o por restricciones de los estudios. Las posibilidades y causas pueden ser infinitas, el hecho es que Joker se siente como algo premium, de una calidad abrumadora con un curado perfecto y es una radiografía que muestra talentos en todas sus líneas. Sin dudas los que crecieron viendo clásicos de los 70s y 80s como Taxi Driver (1976) o The King of Comedy (1982) repetirán un éxtasis cinematográfico y todos aquellos que la descubran, será como romper una barrera en sus formas de ver películas. Es un film que incita al espectador a una clara evolución. A un paladar más fino. Desde un primer momento, Phillips le presentó esta idea cruda, sucia y realista a Warner que de manera increíble aceptó (¡Gracias!) para realzar una vez más la imagen del villano más pesado e importante de la historia de los comics. Parte del plan era volver a las raíces que se vieron con Heath Ledger y de una buena vez explotar todo el potencial que un personaje tan complejo e indescifrable como el Joker puede tener. Joker es una película que no quiere caerte bien, en ningún momento. Desde los inicios se siente absolutamente como un film de varias décadas atrás. Es incómoda, dolorosa, sufrible, angustiante, terrorífica, excitante y magnífica. No estoy exagerando, de hecho podría seguir sumando adjetivos, pero quedó claro el punto. Todo esto se debe a un perfecto guión que sabe llevar de manera excelente la historia y la transformación del personaje, a una dirección sublime que con planos maravillosos transmite de manera poderosa la trama y sí, claramente a Joaquin Phoenix, el hombre que tiene una cita con el Oscar dorado en los próximos meses. Es increíble la dedicación y la transformación de Phoenix para interpretar a un personaje que venía de una lamentable última aparición, haciendo olvidar rápidamente el paso en falso del Mr. J en Escuadrón Suicida para conectar directamente con el concepto del querido Heath Ledger (1979-2008) y validar una vez más que ese es el Guasón que queremos. Un criminal sin precedentes, una ruleta rusa de posibilidades, una mente maestra y un símbolo del caos. El terror de Gotham, el tipo que con su rostro pintado puede hacer lo que quiera. A diferencia de otras apariciones del villano, acá están sus orígenes, o al menos uno de los tantos que podría tener el Guasón. La película no da muchas vueltas, es precisamente la historia de Athur Fleck, un comediante que vive junto a su madre en una Gotham muy picante y consumida por la violencia, la discriminación social y más que nada, la mala leche que caracteriza a esta ciudad. Estéticamente, más allá de que tiene un altísimo grado de negatividad, es una de las mejores Gotham representadas en el cine. La desolación es real, se puede sentir que vivir en esa ciudad es realmente una selva, del que sobrevive el más apto y Phillips una vez más rescató de su libro de inspiraciones un poco de toda esa locura que se vive en Taxi Driver. Una Gotham que se aleja de lo gótico y el neón, para quizás acercarse un poco más a la que se puede ver en Batman Year One (1987) de Frank Miller y David Mazzucchelli. ¿Joker Year One? Lo hermoso de este film es que no hay mafia ni nada que se robe muchos minutos con personajes secundarios, es simplemente una obra íntegramente dedicada a A. Fleck, el hombre que está destinado a grandes cosas. La dirección, Joaquin Phoenix en un nivel superlativo y un soundtrack descomunal se dividen todo el oro que merece esta película, pero también hay que prestar mucha atención a un sublime guión que toca puntualmente temas complicados y reales, situaciones que se presentan diariamente en la sociedad. No es una película para todos, lo aclaró el director en recientes entrevistas y de hecho tiene mucha razón. Es un drama impresionante que sin anestesia arroja sin parar situaciones realmente incómodas y de fácil procesar. Es de esas películas que generan constantes cuestionamientos. ¿Está bien lo que hace el Joker? ¿Está bien lo que hizo la sociedad con Arthur? Son algunas de las preguntas que se generan viendo este film que cuenta con actuaciones perfectas, compañeros de reparto que acompañan con altura a Phoenix como Robert De Niro, Zazie Beetz, Frances Conroy, Brett Cullen, Brian Tyree Henry, Glenn Fleshler y Shea Whigham, entre otros. Todos juntos hacen de este film, un inmediato clásico. JOKER es por muchísimas razones la mejor película de DC Comics de toda su historia. Así de simple. Todd Phillips entendió de manera perfecta al personaje y lo llevó a niveles que rompe absolutamente con todo lo que se hizo antes. Sus orígenes son muy dolorosos, pero el premio es el nacimiento de un poderoso e hilarante símbolo. Todo el film maneja un potencial increíble, pero más que nada, su última media hora es por lejos, lo mejor del año.
Shazam cumple a la perfección con el modelo de película de orígenes. Siendo el entretenimiento su principal objetivo, obtiene una aventura con emociones y un interesante personaje que tiene mucho más para dar. A pesar de sus duros golpes, el universo cinematográfico de DC Comics sigue adelante. Ahora es el turno de Shazam, un nuevo personaje que llega a la pantalla grande por primera vez en su historia. La nueva estrella elegida por el estudio es uno de los personajes de comics más viejos que existen, creado Bill Parker y Clarence Charles Beck en 1939. Plagado de historia en las viñetas, el también conocido como Captain Marvel es una de las presencias más poderosas del universo DC que supo compartir grupo con la prestigiosa Liga de la Justicia, con la particularidad de ser Billy Batson, un niño de 14 años. Así como sucedió con James Wan en Aquaman (2018), de la mano de otro director relacionado al mundo del terror, David Sandberg (Annabelle: Creation) el sueco brilla en la dirección para recrear una vez más la exitosa fórmula en las películas de orígenes. Esta es una historia que mezcla efectos visuales prácticos con varios estilos, como la comedia, acción, aventura y por momentos también el suspenso. En esa combinación que le funcionó muy bien a Aquaman, pero adaptado a su presupuesto e idea principal, Shazam juega más fuerte en la vida emocional del personaje, generando un vinculo inmediato con sus protagonistas Billy Batson (Asher Angel) y el héroe (Zachary Levi) dejando en un plano menor el despliegue visual, para enforcarse en una película divertida y apuntada a pasarla bien. En otro relato de orígenes (y van…), funciona muy bien la modernidad del guion para actualizar ciertos conceptos básicos a la hora de contar desde cero la historia de un personaje nuevo. La historia es directa y sin vueltas. Un protagonista joven, que vive sus complicaciones de ser huérfano, buscando su lugar en el mundo. Entre su drama de adaptarse en una nueva familia, sucede algo que cambiaría su vida para siempre. Billy de un momento a otro obtiene los poderes de invocar y convertirse en SHAZAM. Un ser todopoderoso con las habilidades de grandes dioses mitológicos. Con la ayuda de su nuevo amigo Freddy (Jack Dylan Grazer), intentarán aprender lo que significa ser un verdadero héroe. Esta dupla es fundamental con una química excelente entre Freddy con ambas personalidades del protagonista. Dylan Grazer conocido por los nerds por interpretar a Eddie en IT (2017) vuelve a demostrar que es uno de los actores “teen” del momento. Una gran sorpresa es el debut en las grandes ligas de Asher Angel, el adolescente que se convierte en el héroe más joven de la actualidad no titubea nunca y tiene toda la actitud del mundo para llevar adelante el protagonismo. Mucha clase para ambos pibes que son claves importantes para el inicio de esta nueva saga. Zachary Levi es un hallazgo fabuloso con sus expresiones, sus miradas y su físico. El mismo director ha declarado que no existía nadie mejor para interpretar a un niño de 14 años y Levi tiene una actuación sin fallas. Siendo un niño con errores y descubriendo su propio camino, Shazam en su esplendor con todas sus habilidades es un personaje que inspira y logra emociones en escenas realmente épicas. La película tiene un balance perfecto en donde por momentos podes estar de risas y rápidamente sumergido en una cinta de fantasía con consecuencias peligrosas y reales. Para lograr eso, su contraparte en esta ocasión, el Doctor Sivana (Mark Strong) es un villano muy inteligente que busca con intensidad los poderes obtenidos por Billy. El trasfondo de sus poderes es algo para descubrir viendo el film, pero tranquilamente puede sentarse junto a otros grandes villanos que comparten universo, como por ejemplo Zod, Ares, Black Manta y Ocean Master. Lo de Mark Strong no es para descubrir nada nuevo, un actor que el papel de tipo jodido prácticamente lo hace de taquito y siempre se encuentra a la altura en películas comiqueras como Green Lantern y Kingsman. Puede que no sea un dato de total importancia, pero a diferencia del resto de las películas de DC Films, Shazam fue originalmente producida por New Line Cinema, para luego pasar durante su desarrollo a Warner Bros. La peli cuenta con un presupuesto bastante por debajo de lo que se pueda gastar actualmente en este género, y eso le juega a favor. El hecho de no enfocarse tanto en los efectos y abusar de los poderes mágicos, realza las actuaciones de los personajes. Los protagonistas tienen constantes chances de lucirse y todos juntos van llevando los hechos de manera entretenida sin permitir distracciones. Es una película para disfrutarla solo, en familia o con amigos. La frescura en este género es algo que siempre se pide y Sandberg lo comprende fácilmente usando ideas nuevas y copadas. Shazam tiene una vibra que contagia y enseña que en las pelis de superhéroes no se necesita tener todo tan procesado para entretener. Las referencias, escenas de acción y la elección musical son varios detalles que le siguen subiendo el puntaje a este film. Los seguidores de las películas anteriores (Batman v Superman, Wonder Woman, Aquaman) se sentirán tranquilos al ver como los protagonistas y el mundo en general los tiene presentes y son parte de este universo cinematográfico. Hasta en los últimos avances, Shazam ha mostrado pocas escenas de acción. El trabajo final es excelente, porque tiene un estilo propio que al mismo tiempo se siente bien comiquero, casi calcados de las propias páginas de DC. Escenas de piñas muy buenas y planos cargados de emociones. De esos que quedan guardados para siempre. Shazam es una clara demostración de que DC tiene una amplía diversidad entre sus personajes y que cada película puede tener su propio tono e identidad. Otra vez un director relacionado al terror y los sustos, demuestra toda su clase con una cinta llena de alegría que recuerda los días más brillantes del género que sabe atrapar a todas las edades. Habrá que dar vuelta la página del pasado y mirar hacía adelante, en donde las cosas se están haciendo realmente bien. Esta película es el despegue de un nuevo personaje que sin dudas tiene mucho para dar, sabiendo que su villano más letal tendrá su propia película protagonizada por Dwayne “The Rock” Johnson. ¿Habrá un Shazam vs Black Adam? Solo será cuestión de tiempo para saberlo.
Dragon Ball Super: Broly es una mezcla de elementos ya vistos en la historia del anime, con una vuelta de tuerca que no termina de funcionar a la perfección, aunque entretiene y brinda una excelente batalla. Una franquicia que no deja de generar ganancias y obviamente, nuevos seguidores alrededor del mundo, eso es Dragon Ball. Su creador Akira Toriyama luego de una emocionante temporada en la serie Dragon Ball Super, se encargó de escribir el guión de esta nueva película y el desarrollo de personajes conocidos por los fans como Broly, Paragus y Bardock, guerreros de la raza Saiyajin que fueron adaptados por Toei Animation en películas de los 90s, pero sin el control creativo del mangaka. Mezclando varios elementos que se unen entre la breve adaptación del manga especial escrito e ilustrado por Toriyama (Dragon Ball Minus), el exterminio del Planeta Vegeta por Freezer y la continuación del torneo de poder en DB Super, esta película no se anda con muchas vueltas y es básicamente un espectáculo visual de Goku y Vegeta luchando contra Broly. El inicio del film es de lo más raro o poco inusual en Dragon Ball, ya que se cuenta finalmente el verdadero origen de la llegada de Goku a la Tierra. Sí, rompiendo y barriendo con todo lo que se ha visto hace más de 30 años, Toriyama presenta lo que para él es el verdadero origen de Kakaroto. Lo masticas y lo digerís o simplemente te cae mal. No hay grises e intentar cambiar algo que ya se encuentra en el inconsciente colectivo de los seguidores, es una jugada arriesgada. Aunque a estas alturas del partido, cualquier cosa se puede esperar. Los personajes principales y los más conocidos están muy bien, respetando su identidad y generando ese sentimiento de amor por todo este tiempo sin verlos. Goku, Vegeta y Bulma se lucen obviamente, mientras que lo de Freezer ya roza lo ridículo. Sus motivaciones y el odio hacía la raza sigue estando, pero la manera que fueron tratando al que supo ser el mejor villano de la historia, da pena, bronca y tristeza. La estrella y quien lleva su nombre en el título es Broly. Su personaje, finalmente cae en manos de Akira Toriyama y como la mayoría de sus creaciones, recibe un poco más de trasfondo a diferencia del monstruo gigante que solo gritaba Kakaroto. Su origen es de lo más interesante y desde ya, resulta más lógico para la historia, las razones de su odio y fuerza ilimitada que haber nacido al lado de un bebé (Goku) que no paraba de llorar. El diseño del personaje presenta algunas diferencias con el “viejo Broly” y hasta podemos ver un lado sentimental que nunca se había conocido. Su padre, Paragus, sigue siendo ese villano con intenciones oscuras que se hace odiar muy fácilmente, aunque al mismo tiempo, se entienden sus motivaciones. Sin dudas, lo más importante de este largometraje son las peleas y claramente no hay lugar para la lógica. Cuando vean el film, las piñas ocurrirán de un segundo para el otro y a nadie le parecerá extraño, todo lo contrario, será una satisfacción por encontrarse con lo que uno fue a buscar. El espectador que sigue la serie actual, se encontrará con un nivel altísimo de animación como suelen ocurrir en los episodios más determinantes de Dragon Ball Super, pero llevado a niveles extremos. Una mezcla perfecta entre trazos simples con escenarios 3D que literalmente te vuelan la peluca. Las líneas definidas y dibujos de Toyotarō, uno de los súbditos favoritos de Toriyama, son de las cosas más hermosas que se han visto en la historia de Dragon Ball. Retomando el aspecto clásico de los dibujos y llevándolo a otro nivel, así se presentan los personajes de esta producción que maneja unas coreografías de peleas exquisitas, planos, fotografías y secuencias que nunca logran repetirse. Todo va a una velocidad aumentada, con una música digna de película, por lo que deberán estar muy atentos para seguir esta vibrante batalla. El final, como viene sucediendo con las últimas movies de Dragon Ball, deja la puerta abierta para seguir avanzando con los nuevos personajes y no cierran de manera definitiva al argumento como solía suceder con las pelis de antes. Sin embargo, Dragon Ball Super: Broly cumple su objetivo de entretener y hacer vibrar por varios minutos a los fans con peleas y momentos de gran nivel, utilizando y combinando recursos nuevos con fórmulas que triunfaron en el pasado.
77 años ha esperado el Rey para tener finalmente su propia película y el resultado es sorprendente. De la mano de James Wan y con un cast de primer nivel, Aquaman cierra el año con una aventura fresca dentro de un género que siempre necesita historias de este nivel técnico y narrativo. Dentro del vasto mundo de películas basadas en personajes de comics, Aquaman era uno de los grandes jugadores que no contaba con su propia adaptación en la pantalla grande. La versión cinematográfica de Arthur Curry fue elegida hace algunos años por Zack Snyder, director de Batman v Superman: Dawn of Justice (2016) en donde dejó de lado al clásico aspecto del héroe para materializar su visión rockera y badass del personaje en Jason Momoa. Allí Momoa participó en unos escasos segundos del film que enfrentó al murciélago con el hombre de acero y también estuvo en la formación inicial de Justice League (2017). Dentro del monstruo de Frankenstein que resultó ser Liga de la Justicia, Aquaman fue uno de los puntos altos demostrando carisma, interesante fuerza sobrehumana y una leve evolución, encaminando la gran coronación del Rey para su propia aventura. El cineasta encargado de dirigir esta película es un debutante dentro del género comiquero y un favorito de los estudios Warner. James Wan, director de la exitosa saga The Conjuring y de grandes películas como SAW (2004), Insidious (2010) y Furious 7 (2015) agarró al personaje en 2016 y desde entonces estuvo trabajando en su proyecto más ambicioso. Si bien las películas de El Conjuro manejan una gran calidad cinematográfica y la séptima entrega de Rápidos y Furiosos cuenta con todos los elementos y efectos que un gigante de Hollywood requiere, Aquaman va más allá y se planta como un gran film que maneja muchos estilos, géneros y sentimientos, donde más que nada se destacan las aventuras de sus protagonistas. En lo que respecta a películas de DC Comics en la pantalla grande, con un personaje tan explotable, nuevo y fresco como Aquaman, Wan logra combinar acción, comedia romántica, terror y ciencia ficción de una manera suprema. La visión del director es fundamental para comprender que Aquaman es una película digna de autor. El estudio ha puesto a disposición del malayo un presupuesto que roza los 200 millones de dólares, algo que no sucedía en DC Films desde BvS. Las necesidades son obvias. Trasladar a la pantalla grande el sorprendente mundo acuático de Atlantis. Para este trabajo, por primera vez en las películas de DC se contrató a Industrial Light & Magic, reconocida empresa de efectos especiales que también estuvo este año en Avengers: Infinity War y Black Panther. El resultado es soberbio. Sin dudas, los efectos de Aquaman son una pieza fundamental que brinda al espectador la posibilidad de soñar un mundo nuevo bajo los océanos y adentrarse naturalmente en el viaje del héroe. Jason Momoa y todo el cast son otro de los puntos fuertes del film. Salvo su participación en las primeras temporadas de Game of Thrones, es una obviedad decir que en esta película brinda su mejor interpretación y explota todo un talento que desconocíamos. Se nota un amor especial del actor para con el personaje y las ganas de quedar en la historia como el primer Aquaman. Momoa no se toma el rol de protagonista como si fuera un trabajo más en su carrera. A sus 39 años, se puede decir que es el papel de su vida. Con una agradable locura, todo el descubrimiento que se vive a través de Arthur Curry es de lo más interesante en la película. Su físico y las tomas de acción hacen que siga sumando puntos, logrando ser una bestia a la hora de enfrentarse a sus enemigos, con una fuerza similar a la de Superman. Sus escenas con tridentes y batallas bajo el agua, gracias al entrenamiento recibido por un brillante Willem Dafoe (Vulko) le dan ese plus de gran luchador que el Rey merece. El actor fetiche de Wan, Patrick Wilson en esta ocasión no es el niño bueno de la historia porque es el villano Orm, otro personaje que recibe su primera interpretación en el cine. Un trabajo correcto, sin salirse mucho del libreto y con pocas falencias del hombre que vuelve al cine de género tras su debut en Watchmen (2009). Su look y su traje son algo increíble para destacar, como así también el de Yahya Abdul-Mateen II, quien se transforma en Black Manta y promete ser uno de los villanos más jodidos que pueda tener Aquaman en su vida cinematográfica. Las motivaciones de ambos antagonistas están muy bien explicadas, y se pueden presenciar diferentes etapas evolutivas entre Orm, Black Manta y Aquaman durante la película. Párrafo aparte para las mujeres de esta aventura. Por un lado Nicole Kidman, con 51 años más vigente que nunca como la Reina Atlanna y Amber Leard, la chica que aceptó este papel para jugar fuerte y ganarse su merecida importancia en la historia como Mera. Ambas se plantan muy bien en la película y con cada una de sus habilidades, logran encajar como fuertes personajes de la trama. La madre de Aquaman juega una parte fundamental por ser importante en el nacimiento y el destino de Arthur Curry para unir a los dos mundos. Mientras que Mera, quien ya había aparecido en Justice League, es la que de cierta manera hace entrar en razón a un Aquaman que solamente se la pasa bebiendo cerveza y luchando contra piratas en la costa. Es tan importante Mera en la vida de Aquaman que sin ella esta película no sería lo que es. Amber Heard cautiva con un personaje muy bien llevado, al que vemos evolucionar constantemente como una mentora, sidekick y debilidad pelirroja de Arthur. Ambos protagonizan grandes momentos, tienen muy buena química y se llevan grandes tomas que serán la de portada en muchas redes sociales de fans. La fotografía es algo que busca resaltar el director recorriendo diferentes paisajes y colores fuera del océano. Aunque la selección de escasos temas musicales pueden resultar un poco desalineados con el film, la banda sonora que está compuesta por el mismo responsable de Wonder Woman (2017) se combina muy bien con la idea de la película. Acompaña al palo en momentos de persecuciones o batallas filmadas en planos secuencia que te vuelan el cerebro. En niveles técnicos, será muy difícil y todo un desafío para las próximas películas de DC superar lo visto en Aquaman. Una historia que combina amor, guerra, disputa de poderes y aventuras es lo que logró James Wan al unir su talento en la dirección con admiración a la cultura pop y a las grandes películas que lograron perdurar. Su duración puede considerarse un poco larga (142 minutos), aunque la entiendo y la apruebo por su intención de narrar una película como las de antes. Un protagonista en búsqueda de lo desconocido, dispuesto a dejarlo todo con grandes momentos que quedarán en la retina del espectador por mucho tiempo. En líneas generales, Aquaman se convierte en el producto más correcto y directo que tiene DC desde The Dark Knight (2008). De esas películas que el estudio necesita para ganar dinero, confianza y al mismo tiempo tener felices a todos por igual. Muy probablemente se plantee una secuela en los próximos años porque Aquaman llegó para quedarse y convertirse en una nueva estrella del cine.
El padre de la Justice League en el cine, Zack Snyder escribe y dirige la primera unión de los héroes más importantes de DC Comics con naturalidad y conocimiento de sus cartas. Los protagonistas tienen muy buena química entre ellos y eso es lo más importante para disfrutar. Finalmente DC Films y Warner Bros. Pictures presentan Justice League, el sueño de muchos, hecho realidad. Batman, Superman, Wonder Woman, Flash, Aquaman y Cyborg juntos por primera vez en live action. Han pasado muchas adaptaciones de los dos iconos más importantes de DC Comics, pero nunca una de la Liga de la Justicia. Esta película se trata del último trabajo de Zack Snyder, luego de idear un proyecto cinematográfico que comenzó con Man of Steel (2013) y Batman v Superman: Dawn of Justice (2016). Parte del guión está escrito por el propio Snyder que contó con la colaboración de Chris Terrio (Argo). Distendidos, confiados y con el aprendizaje de lo que fue su último trabajo en conjunto, la película presenta una historia más amistosa, divertida y épica de los hijos de Zack. Un reparto completamente seleccionado por la visión del director de Watchmen y 300, con papeles como los de Ben Affleck y Gal Gadot con aprobación unánime del público en sus películas anteriores, y actuaciones como las de Henry Cavill que sirven para confirmar que el hombre de Jersey es la versión contemporánea de Superman que todos merecen. Brillantes sorpresas en Ezra Miller, Jason Momoa y Ray Fisher como los nuevos que interactúan en pantalla. Después de presentarse en escasos segundos de Dawn of Justice, llega el momento para nuevos héroes que debutan en la historia del cine. El velocista escarlata de este universo es Barry Allen, un joven que todavía debe aprender mucho sobre sus poderes y que intenta buscar su lugar en el mundo. Su papel en la película es fundamental para distender, hacer reír y asombrar con sus increíbles habilidades. Zack demuestra una visión diferente para el uso de la speedforce con rayos azules y electricidad que rodea el cuerpo del héroe. Su paso en la película es triunfal y también se merece su propia película. Un diferente, con mucho estilo y actitud rockstar es Arthur Curry, más conocido como Aquaman. Importante para brindarle un sello único al equipo, el Rey de los Océanos recoge mucho de su etapa comiquera en New 52 a cargo de Geoff Johns, con un Arthur que debe convivir con la ignorancia de todos a su alrededor, pero que pese a su actitud jodida, siempre se comporta como un verdadero héroe. Importante en el equipo, se lleva una de las mejores escenas de la película y presenta un plato de bienvenida para lo que será su aventura en solitario en 2018. Sin disfraz como sus compañeros, pero con un muy buen CGI. Quizás uno de los menos populares en la historia del equipo original de Justice League, pero fundamental para los tiempos que se viven. Más máquina que hombre, Ray Fisher quien en la vida real derrocha amor y carisma, como Cyborg/Victor Stone sorprende con una de sus primeras actuaciones en la pantalla grande y quizás de las mejores. Siente el personaje y la rompe. Es la gran sorpresa del equipo. Una de las cosas más notables de la película es la evolución y el cambio de personalidad en Batman. Profundamente afectado por la muerte de Superman, el caballero de la noche deja de ser el vigilante que vive con odio para intentar dejar todo en la cancha con tal de defender al mundo. Se siente culpable por la caída del último hijo de Krypton y se olvida de su típico egoísmo para reunir al equipo. Al ser uno de los mejores jugadores de la Liga, el director disfruta hacer grandes escenas que siguen demostrando que su elección y su visión para el personaje son las indicadas y las más fieles para su historia. Jeremy Irons lo sigue acompañando bien como Alfred y se acerca aún más al mayordomo picante que merece un Bruce Wayne de la altura de Batfleck. JK Simmons no tiene ningún problema para interpretar a James Gordon, en su poco tiempo de pantalla, brilla y nos da esperanzas para verlo en la futura película del Dark Knight. La película tiene un potencial enorme como si de una bomba atómica se tratase, con todos los héroes luchando en varios escenarios contra un villano de turno (Steppenwolf) y su ejercito de Parademons que sirven de excusa perfecta para unirlos por primera vez. La amenaza no destaca, pero si es imponente el poder y la historia detrás de sus objetivos con las cajas madres. Hay escenas épicas con toda la mitología del universo DC estallando en una batalla visualmente impresionante y también nuevos vistazos a la isla de las Amazonas y al reino de Atlantis. No hay respiro en la cinta, todas las escenas encajan y avanzan naturalmente en la historia. A diferencia de muchas de las últimas películas del género, este film está realizado en 2D y sin cámaras IMAX. De igual manera, hay un gran nivel de detalles y de efectos visuales, principalmente en la primera parte de la película en donde se nota de manera obvia la visión y el trabajo fílmico de Zack Snyder. No defrauda y como en todas sus películas, tiene una escena inicial para quitarse el sombrero. Las únicas fallas de Justice League se empiezan a notar en algunas escenas y momentos que fueron agregados en los famosos reshoots. Desde remates de chistes innecesarios, sobre-actuaciones en algunos momentos y cambios bruscos en personajes que venían demostrando una personalidad al comienzo del film y que terminan mostrando otra al final. También se siente la ausencia de Hans Zimmer en la banda sonora de la película, acostumbrados a relacionar una película de DC con la maestría del compositor alemán. Danny Elfman, encargado de la música en Batman (1989) de Tim Burton, regresa para acompañar a la Liga en su primera aventura del cine. La música no está nada mal, hay algunos guiños a los temas clásicos de Batman, Wonder Woman y Superman, pero en momentos en donde la película necesita un acompañamiento épico, se queda muy atrás y con poca explosión musical. Con sus contratiempos y con la gigante presión que contaban antes de su lanzamiento, la nueva aventura de los héroes de DC Comics en la pantalla grande cumple en entretenimiento, valora los sentimientos de sus fans e intenta complacer a todos conectando todo más simple y natural de la mano de Joss Whedon. Una película que podría ser definida como un 75% de Zack Snyder y un porcentaje restante del trabajo en conjunto para poder aprobar y seguir pensando en el futuro.