Registro de un raro triunfo
Ganador de ocho premios internacionales en encuentros de cine y medio ambiente, desde Río Negro hasta Costa Rica, Ourense y Eslovaquia, esta película describe algo bastante inhabitual: el triunfo de la gente común contra una imponente empresa que venía a destruir su paisaje. Por supuesto, la cosa es más compleja y el mismo film trata de explicarla atendiendo algunas de las diversas partes en juego.
Todo nace en 2002, cuando los autores estaban grabando las bellezas de Esquel para un programa televisivo, y advirtieron los primeros movimientos locales contra la instalación de una compañía canadiense de minería a cielo abierto. En síntesis, se enfrentaban la promesa de trabajo contra la amenaza de destrucción de los cerros vecinos y la contaminación del agua potable. O, dicho de otra forma, voceros, proveedores y desocupados contra un sector de clase media más inclinado al negocio del turismo y la vida del planeta. La lucha desembocó en un inusual plebiscito vinculante donde hasta los desocupados terminaron votando por el status quo. Sobre esto hablan tanto los triunfadores como algunos de los afectados por la negativa, en especial el gobernador de aquel entonces, que saca interesantes conclusiones.
De todos modos, la empresa sigue en la zona, cumpliendo tareas menores quizás a la espera de un cambio de opinión en los habitantes. Siguen también, por ahora, el hermoso paisaje, las pistas de esquí, las vicuñas, el vecino parque nacional (que se hubiera visto dañado) y demás atractivos de explotación circunscripta. El documental hace un lindo registro de esas bellezas, y cumple con la información sin batir demasiado el parche para un solo lado, defecto propio del cine rabiosamente ecologista o izquierdista.