Nieve negra
Viento Salvaje es de esas películas que ya no abundan, certera y precisa en su objetivo de atrapar, y con un guion perfectamente construido a la hora de sumergirnos en su mundo y sus ideas. La primera película como realizador del cotizado guionista Taylor Sheridan (el mismo de la irregular Sicario y de la excelente y aclamada Sin nada que perder) es un policial duro, pesimista, pero con un importante grado de humanidad en el trazado de sus personajes que la vuelve emocionante. La acción nos adentra en los nevados terrenos de Wyoming, en donde el blanco de la nieve ya adelanta que se está ante un relato repleto de frialdad e incertidumbre. En un terreno inhóspito, en el que todavía habitan pueblos originarios, una joven indígena aparece violada y asesinada, lo que lleva a una investigación compleja a cargo de la policía local junto con un cazador de animales conocedor del terreno y una joven agente del FBI que hace de los ojos del espectador.
El cazador es interpretado por Jeremy Renner y su aspecto callado y de pocos gestos recuerdan a ese otro brillante papel que interpretó años atrás, el del soldado desactivador de bombas en Vivir al limite. Pero esa quietud esconde un pasado tormentoso y lleno de dolor, lo que hace que su búsqueda por encontrar al asesino de la joven se convierta en el cierre de una larga herida. Renner no muestra ese carácter a través de diálogos, sino con su mirada y sus silencios. Elizabeth Olsen se complementa a la perfección como la agente novata pero resoluta, mientras que la dirección de Sheridan no abusa de subrayados y se limita a contar con solidez cada paso de la investigación, ayudado por una fotografía que transforma el paisaje desolador de las montañas y los bosques cubiertos un clima aún más denso y lúgubre. Hay cierto flashback importante sobre el final que quizás se podía haber obviado (recarga de información al espectador sobre un hecho clave del film), pero que no empaña para nada una película que bajo su fachada de cine de género esconde una sensibilidad gigantesca para hablar de cómo se lidia con el dolor de la perdida sin bajar la cabeza en el camino. En épocas de sagas y franquicias interminables para adolescentes, no es menos que milagroso encontrar un sólido y sentido entretenimiento adulto como Viento salvaje.