Hace dos años se dio a conocer esta interesante obra, en la premiere del Festival de Venecia anual. Los tiempos pandémicos hacen que el producto llegue a nuestras pantallas y plataformas de streaming en la presente temporada, constituyendo una interesante intriga biográfica. Llevándonos de travesía hacia fines de los años ’60, nos coloca bajo la mirada de un joven agente del FBI a quien le es asignado el deber de investigar a la rebelde y huraña estrella cinematográfica Jean Seberg.
Por aquellos años, la ciudad de Los Angeles hervía en masivos movimientos callejeros: Estados Unidos entera vivenciaba el fragor de la lucha por los derechos civiles. Allí estaba Seberg, poniendo en riesgo su carrera en la gran pantalla, involucrándose directamente con la causa Black Power. Esta es la historia que reconstruye Benedict Andrews, director teatral y cinematográfico responsable de “Una” (2016), su ópera prima y adaptación de la obra “Blackbird”, de David Harrower.
Andrews recurre a la novel y talentosa actriz Kristen Stewart para encarnar al mito cinematográfico de Seberg. El arco evolutivo de Stewart, durante la última década, resulta francamente llamativo. De incipiente estrella adolescente para la saga “Crepúsculo” (2010) a actriz fetiche de Olivier Assayas; a las órdenes del cineasta francés rodó las impecables “Cloud of Sils María” (2014) y “Personal Shopper” (2016). Aquí, la fantástica Stewart deja cuerpo y alma en la piel de la malograda Seberg. Claramente, el film orbita alrededor suyo.
En el lenguaje corporal y gestual de la actriz podemos palpar la tensión, la paranoia y la desesperación. En su pesadumbre captamos el camino errado sin retorno. El enigma de Seberg no da lugar a falsas interpretaciones: asistimos a un acto de autodestrucción. Concebida como una biopic convincente aunque sesgada acerca de una controvertida tragedia, el film profundiza en los temores que acechaban a la nativa de Iowa, fallecida en 1979, a la edad de 41 años. La bella y blonda Jean supo ser aquella frágil figura profundamente vinculada a la Nouvelle Vague, habiendo protagonizado ese clásico de culto y estandarte estético-conceptual de la vanguardia: “Al Final de la Escapada” (1959).
Sin embargo, la tortuosa mártir que encarnara en la versión de Otto Preminger de “Juana de Arco” (1957) trazó, acaso, un cruel paralelismo con su vida privada: inestable, melancólica e interrumpida de modo abrupto, bajo causas jamás esclarecidas. Su turbulento activismo social y un matrimonio interracial, expuesto y vilipendiado por la prensa amarillista, minaron su delicada psiquis. Seberg, perseguida por el FBI, alimentó la polémica uniéndose a las controvertidas Panteras Negras. Stewart no puede hacerlo en forma más absorbente para tan consagratoria encarnación.