Algunos animales se están volviendo locos. Es lo primero que aprende el hijo pródigo cuando regresa a la enrarecida hacienda familiar en medio del campo. Durante una sequía bíblica que asola a un pueblo perdido en Santiago del Estero, y después de sobrevivir a una guerra mística librada en medio del desierto, el hijo no tarda en darse cuenta de que no son solo las mascotas y el ganado los que trastornan el orden de la hacienda, sino que son los humanos los que han quedado irremediablemente a merced de sus impulsos más salvajes.