Una novia errante
El cordobés Luis María Mercado debuta en el largometraje con una peculiar (y extraña) historia sobre el transitar de una novia días antes de la boda, pero que sirve para hablar de los usos y costumbres de una tradición sostenida por el patriarcado, la religión y los intereses económicos de un sector privilegiado de la sociedad.
Ambientada durante un frio invierno en un pueblo rural de las sierras cordobesas Vigilia en Agosto (2019), que tuvo su estreno mundial en el Festival de Málaga, nos presenta a Magda (Rita Pauls), una joven que se encuentra en la etapa final preparatoria de lo que será su casamiento con el descendiente de una de las familias tradicionales y más poderosas del lugar. Con el devenir de los días una serie de acontecimientos ocurren inesperadamente y Magda comienza a dudar, no sobre su elección, sino sobre el rol que ocupará en una sociedad patriarcal, donde lo que se espera de ella no tiene nada que ver con lo que alguna vez soñó.
Mercado propone a priori un drama psicológico sobre el martirio de una novia estresada por los preparativos de su inminente boda pero, lejos de lo que puede leerse en una primera línea narrativa, Vigilia en Agosto ahonda mucho más allá para introducirse en problemáticas más ásperas y no muy amables como la opresión social, los mandatos familiares, las herencias que deben mantenerse intactas, el rol de la mujer en una sociedad donde el hombre es el patrón y ejerce la violencia sobre el más débil, no solo física sino psicológica.
Vigilia en Agosto transita por una serie de tópicos que configuran la agenda actual y que constituyen la célula madre de una historia cuyo germen parece ser otro, mostrando la radiografía de una sociedad donde la desigualdad -en su sentido más amplio- favorece al ejercicio del poder.