Magda se encuentra con los últimos preparativos para llevar adelante su casamiento con el Gringo. Pero los días anteriores será testigo de una serie de acontecimientos que involucran a su novio. Decidida a callar, su cuerpo será el que empiece a hablar por ella, enfermándola poco a poco.
Ambientada en las sierras cordobesas, “Vigilia en Agosto” se dedica a ahondar en aquellas problemáticas socialmente aceptadas y de las cuales nunca nadie se animó a cuestionar porque son costumbres que provienen desde hace generaciones. Algunos de estos temas son el patriarcado, los diferentes roles que cumplen los hombres y las mujeres, el matrimonio, entre otras cuestiones relacionadas con los vínculos afectivos entre los distintos géneros. Asimismo, es atractiva la forma en la cual se van revelando estas cuestiones poco a poco de una forma sutil y a veces incluso fuera de cámara.
Por otro lado, lo interesante del film es el conflicto interno por el cual transita la protagonista. Una Rita Pauls en un rol complejo, en el cual sus gestos, miradas y movimientos corporales son mucho más importantes que los diálogos que debe mencionar, pero que la actriz sabe llevar a buen puerto. Todo lo que sucede a su alrededor parece estar bien aceptado por el resto del grupo social en del cual ella forma parte (allí sí se priorizan las conversaciones por sobre una interpretación más corporal) y es por eso que el precio de callar comienza a exteriorizarse en su propio cuerpo. Si bien el elenco que la acompaña cumple correctamente a la hora de representar a sus personajes, Pauls es quien se destaca por sobre el resto.
En síntesis, “Vigilia en Agosto” es una propuesta correcta que busca abordar cuestiones de otras épocas o que incluso hoy por hoy en ciertos lugares siguen sucediendo, donde existen situaciones socialmente aceptadas que nadie juzga, a partir de la destacada interpretación de su protagonista. Y cómo, al conocer la realidad y callar, el cuerpo empieza a hablar por uno mismo.