La tensión por una inminente boda manifestada a través de la sutileza.
El casamiento es una circunstancia promisoriamente feliz pero que requiere de una extensa preparación; y cuando se dice extensa es para contemplar los múltiples elementos que la harán posible. Hablamos de un cuidado y un nivel de detalle que, a simple vista, parece no contemplar los imprevistos, aquellos que no se ven ni siquiera con la más extrema de las preparaciones. Estos avatares (logísticos pero sobre todo emocionales) son los que pueblan la trama de Vigilia en Agosto.
Magda antes de la Boda
El titulo no podría ser más apropiado, porque tanto la protagonista como toda su familia están en un constante estado de alerta ante cualquier imprevisto que pueda echar por tierra la boda. Aunque el mayor de los imprevistos convive con ellos mediante la imagen y el sonido: la fábrica administrada por la familia del novio. Sus impredictibilidades están ahí para recordarles que el azar, si debe obrar, no hará excepciones.
Hay explosiones y empleados lastimados, pero la película no necesita mostrarlos explícitamente. Solo necesita posar la cámara en los rostros de sus intérpretes y apoyarse en los efectos de sonido para entender el impacto de estos incidentes. Un impacto acentuado por los claustrofóbicos encuadres que ponen al espectador en el estado mental que experimenta la protagonista y su entorno.
Vigilia en Agosto es una propuesta que se vale de la sutileza, del uso del subtexto, para marcar su pulso dramático. Sutilezas tales como la madre de la protagonista que ante el vómito de su hija se muestra más preocupada (o por lo menos como primera reacción) por el estado de su cubrecama que en su salud.
Un pequeño gesto que denota el materialismo del mundo en el que se mueve y que planta la semilla de lo que representa la división clara de las dos regiones dramáticas de la película: la primera mitad se concentra en la fábrica, donde cualquier accidente puede dar pie a una indemnización que peligre la realización de la boda; la segunda mitad, por otro lado, radica en las dudas de la propia novia sobre el evento en sí. Es en esta segunda mitad donde la protagonista nota la posibilidad de que sus deseos no serán muy tenidos en cuenta
Naturalmente, estas dos mitades encuentran una simbiosis en un escena en particular, un plano más específicamente: el del caballero con el que la protagonista tiene un fugaz affaire. Y en ese plano de reacción (viendo a la protagonista delirando en su cama) se oye de fondo la bocina de la fábrica.
Las ideas narrativas de Vigilia en Agosto son claras, pero las múltiples sutilezas en su ejecución a menudo pueden llegar a desafiar la comprensión del espectador. Sin embargo, encuentra un gran aliado en la expresividad de Rita Paulspara sobrellevar esta cuestión. Sus reacciones marcan el norte, el vaivén de positivo a negativo por el que va la curva dramática de la película. En su rostro está el camino, solo hay que seguirlo.