VIKINGO es un respetado motociclista de vida licenciosa pero, paradójicamente, rígido en lo que hace a la aplicación de ciertos preceptos morales. El honor y el respeto son sus códigos, aunque no estén presentes coherentemente en todas las dimensiones de su vida. Su porte majestuoso lo asemeja a un guerrero de otras épocas. Tanto Vikingo como sus pares motociclistas son partidarios de la práctica de un anarquismo anacrónico y primordial, su atuendo es invariablemente negro y reniegan de participar en cualquier tipo de delito. Sus vehículos suelen ser enormes triciclos de fabricación casera, que cuentan con viejos motores de automóviles, munidos a su vez con enormes horquillas cubiertas de cuernos y calaveras de animales. Vikingo, de natural tranquilo, sobrelleva una permanente rivalidad con Villegas, un adolescente traficante de nuevas y destructivas drogas, quien promueve la realización de ciertos delitos calificados como atroces.