Villegas

Crítica de Paraná Sendrós - Ámbito Financiero

Un viaje a Villegas sin mucho que contar

Un muchacho recibe la noticia de la muerte del abuelo. Le avisa al primo, pasa a buscarlo con su auto y ambos parten de Buenos Aires a Villegas, un viaje de siete horas que ellos extienden con un desvío, cena y sobremesa en restaurante, alguna discusión, y un tiempito haciendo noche al costado del camino.

Llegan a la casa paterna, saludan a la familia, se lavan, se cambian, total el muerto no tiene apuro, y una vez cumplido el trámite tampoco tienen apuro en volver. Para estar en sintonía, el público debe ver esta obra sin apuro alguno.

La idea es buena. También es bueno el tono elegido para desarrollarla. Tranquilo, contenido, con ocasionales amagos de disrupción. Un personaje es medio formal, con novia oficial ausente, el otro es medio informal, sin novia, los dos son flacos de aspecto entre fastidioso, engrupido y aburrido, los demás parientes también son flacos y medio formales, y casi todos secos (de carácter). Más tarde se arriman unas flacas con ganas de guerra. A una la paran en seco (de mala educación) y del encuentro con la otra no veremos el resultado.

Tampoco vemos mayores conflictos, aunque cabe sospechar que algo pasa por la mente de los protagonistas.

Interrogantes

¿Pasa también algo entre ellos? ¿Será que nunca lo sabremos? Como sea, cada uno debe resolver su vida. En todo caso, la sangre no llega al río, y en muchos casos no llega ni siquiera a la superficie de la piel. ¿Tendrá consecuencias liberatorias la presencia de otra flaca más amable que vive a mitad de camino? Porque ella es la última esperanza de que pase algo.

Eso es todo, y si el espectador no espera más, puede que disfrute de algo. Tal parece ser la idea del autor. Es linda la parte donde casi se chocan unas vacas en medio de la noche. También la figura del padre sugiriendo al hijo la posibilidad del regreso. En dos semanas querrá hacerlo volver a Buenos Aires de una patada.