La pasión desenfrenada por Mussolini
Luego de "El último beso", la bella italiana está considerada entre las mejores actrices de su país. En "Vincere", que llega hoy, encarna su papel más dramático: Ida Dalser, la mujer que mezcló amor y fanatismo hacia el Duce.
"Tienes un hijo del hombre al que todas las mujeres del país quieren como marido o amante. Sé feliz con tu recuerdo". Es lo que le dice una monja a Ida Dalser, internada en un manicomio, según un pasaje del oscuro, dramático e intenso film "Vincere", que se estrena hoy en la cartelera de cine.
La película de Marco Bellocchio hace foco en el ascenso vertiginoso del Duce Benito Mussolini y, también, en Ida Dalser, la mujer que vivió una pasión desenfrenada, que mezcló amor y fanatismo hacia la figura del hombre fuerte de la Italia fascista.
Dalser le dio todo y mucho más, Mussolini se aprovechó, la utilizó y después la despreció y tildó de loca, siempre según la versión cinematográfica, la cual deja en claro que Ida tuvo un hijo con el Duce, llamado Benito Albino.
Consagratorio es el papel de Giovanna Mezzogiorno, a quien los argentinos ubican por la recorada "El último beso" ("Le debo todo a esa película, gracias a ella, hoy soy quien soy", reconoce), "La ventana de enfrente" y la más reciente "El amor en los tiempos del cólera", con Javier Bardem.
Romana, de 36 años, Giovanna, poseedora de un físico bien tano (por su sinuoso contorno) con ojos de color avellana que subyugan, suele caracterizarse por la intensidad de sus trabajos y por cierta osadía al entregarse en escenas de alta sensualidad, como ocurre en "Vincere".
"Está perfecta, es generosa en su performance y logra transformarse en alguien que todo el tiempo nos hace llorar y enojar", elogia el propio Bellocchio, quien no dudó un instante a la hora de la elección.
"Giovanna está entre las mejores actrices del momento", dijo sobre la jurado del último Festival de Cannes. "Haber vivido la experiencia de juzgar fue inolvidable, y también fue inolvidable que en 2009, aquí en Cannes, no nos lleváramos ningún premio por `Vincere’", afirmó, por entonces y con sabor agridulce, Mezzogiorno.
TERMOMETRO DEL FILM
La historia de Bellocchio -considerado entre los realizadores más importantes de la última década en Italia- va de menor a mayor, tironeando al espectador a no abandonar la trama, sino, más bien, a mantenerse allí, en vilo, cada vez más interesado.
Y mucho tiene que ver el afán que vuelca Mezzogiorno en el rol más desgastante de su carrera.
Reconoce Giovanna que leyó e investigó todo documento, informe y libros ("La esposa de Mussolini" y "El hijo secreto del Duce") vinculados con la malograda Dalser, quien, luego de estar encerrada una década en un psiquiátrico, murió en 1937, a los 57 años.
A través del film, basado en hechos reales, se advirtió cómo la admiración y enamoramiento de Ida hacia Benito, muta en fanatismo y obsesión, pero también en la impotencia de no ser reconocida y querida.
Ella se sintió hipnotizada por él cuando lo vio por primera vez, en Roma, a mediados de la segunda década del siglo XX. La escena seduce por su silencio inquietante: en un duelo verbal -y público- entre un joven y sindicalista Mussolini con un sacerdote, Benito pide un reloj y desafía al religioso: "Si dentro de cinco minutos no caigo fulminado, entonces Dios no existe". Ese desenfado sedujo a Dalser, una chica rica de Trento, que vendió propiedades y comercios para financiar "Popolo de Italia", un periódico fundado por el incipiente Partido Nacional Fascista, órgano de propaganda que respaldó el surgimiento del Duce.
Pero su tórrido amor ponía en peligro la relación de Mussolini con la Iglesia: el Duce estaba casado con otra mujer y tenía cuatro hijos. Por ende, su affaire con Dalser molestaba, manchaba su "reputación". Tildada de loca, paranoica y obsesiva, el progresivo ascenso de Mussolini resultó proporcional al castigo que recibió el personaje de Giovanna.
Llega "Vincere", que revela un secreto en la vida del Duce: una mujer y un hijo, reconocido al nacer y repudiado después, que ninguna biografía oficial admitió.