Quien quiera oír que oiga
Este film narra la historia secreta de Benito Mussolini e Ida Dalser, pero también es la narración de una historia de Italia, de los manicomios, y del propio cine.
Bellocchio da comienzo a su relato antes de la Primera Guerra Mundial. Mussolini (interpretado magistralmente por Filippo Timi) es miembro del Partido Socialista y marchando en las calles conoce a “la Dalser” (Giovanna Mezzogiorno, más conocida por su protagónico de “El amor en los tiempos del cólera”). La historia de amor transcurre durante este período de ascenso del futuro Duce, en el cual empieza a traicionar los ideales de su partido en pos de un beneficio personal.
Uno podría pensar, Ida Dalser se lo vio venir… porque lo mismo le hace a ella. Dalser vende todo lo que posee para que Mussolini pueda abrir su propio periódico, queda embarazada pero pronto aparece la legítima esposa del líder y es abandonada.
Paralelamente a la transformación de Italia, Bellocchio analiza la siempre complicada relación del Estado y la Iglesia. Parte de la trama del film se basa en la insistencia de Dalser en hacer que el Duce reconozca que se ha desposado con ella por la Iglesia y que ha bautizado – y reconocido- a su hijo. Como castigo por convertirse en un estorbo para su carrera política, la interna en un manicomio y a su hijo en una escuela, ambos establecimientos a cargo de monjas. Broma cruel de parte del Duce, puesto que los supuestos sacramentos fueron borrados de los registros de la comunidad eclesiástica. Esto la convierte en una mentirosa y peor aún en una loca: ella afirma ser esposa y madre legítima, él y la Iglesia la tratan como una adúltera y a su hijo como un bastardo. La reclusión es el modo de silenciar, y por lo tanto hacer desaparecer, la pluralidad de verdades.
Quien quiera aplicar el genio de Foucault para analizar el arma ideológica y perversa que son los manicomios bienvenido sea…Las palabras de consuelo y consejo del doctor Cappelletti (Corrado Invernizzi) acerca de la necesidad de actuar para sobrevivir tienen su correlato en el film que se proyecta para los enfermos: “The Kid” de Charles Chaplin. Éste es uno de los momentos mágicos de Vincere, que se nutre para la reconstrucción de época de un excelente uso del material de archivo, tanto de los discursos del Duce, como de films y noticieros que se pasaban en los cines.
Aquí es donde afirmamos que Bellocchio no sólo habla de Mussolinni y de Dalser, sino de la propia historia de Italia y del cine en general. Vincere nos transporta durante dos horas a un mundo que pudo haber sido de otra manera, pero no lo fue. Como certeza de que la historia pudo haber sido otra, la voz solitaria de resistencia de Ida Dalser y su hijo se mantiene viva en este film, y esa palabra, “venceremos”, que originalmente pronunció el Duce en relación a la Segunda Guerra Mundial, acá es una apuesta a creer que el tiempo reivindica otras verdades.
“Nos queman las palabras, nos silencian, / y la voz de la gente se oirá siempre./ Inútil es matar,/ la muerte prueba / que la vida existe... / Si la historia la escriben los que ganan, / eso quiere decir que hay otra historia: / la verdadera historia” (Nebbia / Mignona)