Para atrapar al ladrón
En esta producción hay muchos puntos de contacto con “Como robar un Millón” (1966) de William Wyler, con Audrey Hepburn y Peter O’Toole en los papeles protagónicos, también hace referencia directa a las comedias de la época de oro de Holywood, pero que sin embargo no la desacredita en la comparación.
Esto en principio se debe a la buena química que en pantalla demuestran Valeria Bertuccelli y Daniel Hendler, y los buenos actores secundarios, empezando con Martin Piroyansky como el hacker asesor de Hendler, donde compone un personaje que resulta el soporte ideal, siguiendo con el malvado, interpretado por Juan Leyrado, y a Pablo Rago en la piel de ese policía bueno, tipo Jean Reno en “French Kiss” (1995) de Lawrence Kasdan, quien siempre esta tras los pasos de un ladrón (Kevin Kline antes y Hendler en esta), con el que tiene una deuda que termina siendo más una herramienta de protección para sostener en esa función a nuestro héroe que su transformación en villano sin remedio. Finalmente, y para hacer justicia, ha de apuntarse que las pocas apariciones de Mario Alarcón le alcanzan para demostrar toda la gama histriónica que posee.
Una comedia cuyo elemento principal está en el engaño desde todo punto de vista, los personajes desde el ladrón hasta la victima que se retroalimentan, el objeto robado y a robar, una mascara desde el principio, y el “vino” del titulo, (todo un McGuffin hitchcockiano) la motivación falaz, los malos y los buenos, hasta al espectador lo derriba el ser objeto de la artimaña, pero cae con buenas herramientas y argumentos honestos.
Otro hallazgo del director es emplear los espacios físicos, demandados desde el apoyo del gobierno de la provincia de Mendoza, no como propaganda turística encubierta sino haciendo que los paisajes funciones como elementos necesarios para el avance del relato.
Hay abusos de referencias a otras tantas películas, como la serie James Bond, no sólo desde el personaje tipo Pierce Brosnan, algunas otras hasta se podría decir forzadas, como que la protagonista en varias escenas use una remera del filme “North by Northwest” (“Intriga internacional”, 1959) de Hitchcock, que aquí da la sensación de estar sólo puesto, más allá de toda interpretación, como postura jactanciosa del realizador, pero a partir de los resultados, le perdona.
Una comedia fresca, para pasar el rato de manera agradable, bien contada, con buen ritmo y mucho humor, en formato de exportación, aunque por momentos un tanto localista, que no esta nada mal. (Pinta tu aldea y pintaras el mundo).
(*) Obra de Alfred Hichcock, de 1955.