Después de “Mi primera boda”, un film de loables intenciones cómicas pero desparejo y en ocasiones falto de timing, el realizador Ariel Winograd logra su mejor película a la fecha. “Vino para robar” es la historia de dos ladrones o estafadores (en este caso ejercen ambas innobles pero interesantes profesiones) interpretados por Daniel Hendler y Valeria Bertuccelli, con el aporte de quien cada vez más se perfila como el actor cómico que el cine argentino necesita, Martín Piroyanski. La trama es ingeniosa incluso si está construida –de modo evidente y divertido– alrededor de lugares comunes de este subgénero “hay que afanarse algo imposible”, que siempre es adecuado para lo cinematográfico.