Viola

Crítica de Rodrigo Chavero - El Espectador Avezado

Tuve la suerte de ver "Viola" de Matías Piñeiro, en el BAFICI pasado. No conocía mucho del director pero ya con los primeros minutos descubrí que es un cineasta, efectivo y dinámico a la hora de plantear sus universos y caracterizar sus personajes.
El jurado del evento terminó premiando a las actrices principales del film, así que hay que prestar atención a su estreno comercial ya que esta no es una cinta para dejar pasar. Si bien se presenta en conjunto con el mediometraje "Rosalinda", dentro del marco de un Foco de la Sala Lugones sobre Piñeiro, "Viola" tiene brillo propio.
Una historia pseudo coral donde encontramos como los ensayos de una obra de teatro ("Noche de reyes" de Shakespeare) sirven de nexo para conocer algo más de quienes la interpretan sobre las tablas... Piñeiro se toma sólo hora y cinco minutos exactos (es sorprendente lo ajustada que es su obra) para construir un relato donde juega el costumbrismo, la relación de los intérpretes con el texto y algunos apuntes de la manera de vincularse en estos tiempos .
No conviene adentrarse mucho en el guión, pero podemos decir que la idea es seguir a un grupo de chicas, de alrededor de 20 años, atravesadas espacial y emocionalmente, en un recorte de alrededor de día y medio. Viola (María Villar) dejó la facultad (Psicología) y se gana la vida repartiendo dvds truchos que su novio (Esteban Bigliardi) baja y graba de la red. Hace un reparto amplio en la Capital y pasea en bicicleta de un lado para otro. Se lleva bien con el trabajo.
Mientras ella hace su recorrido, vemos a otras dos jóvenes mujeres en plan de ajuste de sus vidas, una de ellas interpreta a Viola (el personaje central del drama Shakespeareano, Agustina Muñoz) en la obra en cuestión. Dos féminas que comparten mucho más que un nombre y otras dos que aportan sorpresas en el recorrido vincular que la trama propone (Elisa Carricajo y Romina Paula quienes también fueron premiadas en BAFICI), un ensamble que sorprende al espectador desde el minuto uno.
Pocas veces en el cine nacional vemos un relato donde el espectador se siente tan cómodo y distendido. Piñeiro propone una película, simple y compleja a la vez, donde yacen varias capas para descubrir... Su visión de la percpeción del mal llamado sexo débil, le da al film un delicioso relieve que amplifica los ingeniosos diálogos que hay en cada segmento de la propuesta.
Muy amena y profunda a la vez. Y para el cierre, les recomendamos que no se vayan cuando aparecen los títulos finales (nos lo van a agradecer!). Una gratísima sorpresa su estreno local (viene de haber competido en Berlín, nada menos). Gran programa en la Lugones.