El trabajo de Francisca Gavilán es consagratorio. En su Violeta se adivina una dedicación metódica casi obsesiva que no se traduce en un trabajo forzado sino, por el contrario, en una naturalidad infinita.
La de Violeta Parra no fue una vida convencional de esas que se agotan en un biopic lineal de 90 minutos. Violeta vivió con la misma intensidad con la que escribió, cantó y se dedicó a la plástica. Produjo un trabajo memorable que hizo que su recuerdo perdure en el corazón de casi todos los chilenos, así como en infinidad de personas de todo el mundo y después “se fue a los cielos”.
Es muy difícil encarar la biografía cinematográfica de esa señora que cantó y reescribió la música de su país tal vez como ninguna y que le puso el corazón a cada uno de sus actos de tal manera que apasionada y desesperadamente se fue de la vida, esa que le dio tanto como le quitó y, con diversos golpes la terminó moliendo a palos.
Violeta se fue a los cielos generaba a priori dos dudas ¿Cómo lograrían abarcar la vida de Violeta? ¿Existe actriz capaz de darle carnadura a esta mujer única? Y las respuestas llegaron en forma de nombres propios: Angel Parra, Andrés Wood y Francisca Gavilán.
Angel Parra es hijo de Violeta y autor del libro homónimo que es la base de la película, además colaboró durante el rodaje para darle mayor verosimilitud al filme.
Andres Wood es un joven director con seis largometrajes en su haber entre los que se destaca Machuca (2004). Para él llevar a la pantalla grande la vida de la cantante es un viejo anhelo que finalmente logró concretar y lo hace con seriedad, respeto y una sensibilidad que traspasa la pantalla.
Lo de la actriz Francisca Gavilán es sencillamente consagratorio. En su Violeta se adivina una dedicación metódica casi obsesiva que no se traduce en un trabajo forzado sino, por el contrario, en una naturalidad infinita. Durante los 110 minutos del metraje uno ve y escucha a Violeta Parra, a una Violeta sensible pero aguerrida, apasionada y furiosa como un huracán que nunca dejará de soplar. Vale destacar que todas las canciones de la banda sonora son interpretadas por la propia Francisca Gavilán.
La decisión de Wood es la de estructurar el filme de forma no lineal, como si se tratara de recuerdos, tal vez postreros. Un poco en la línea de lo que había hecho Diego Rísquez con su biopic sobre Manuela Sáenz (2001). Una de las columnas sobre las que se sostiene la narración es una entrevista que Violeta le da a un periodista argentino que por algunos tics hace pensar en el recientemente fallecido Nicolás “Pipo” Mancera.
Violeta se fue a los cielos prefiere mostrar las experiencias que forjaron la personalidad de la artista antes que perderse en anecdóticos encuentros con famosos. Prefiere no contextualizar políticamente sino mostrar el ninguneo que en más de un momento le toco sufrir a Violeta en su tierra a través de detalles, de pequeñas escenas o momentos. Gracias a estas y otras decisiones acertadas Violeta se fue a los cielos es profunda y sutil, delicada y poderosa, como la vida y obra de la Violeta que se fue a los cielos pero que permanece con nosotros en el recuerdo y en cada canción.