Sobre la amiga de Simone de Beauvoir
Emmanuelle Devos compone notablemente a Violette Leduc, amiga de Simone de Beauvoir.
Sépalo, lector, la mejor manera de ir a ver Violette es despojado de información. Así el filme del francés Martin Provost fascina, revelando la historia de una escritora olvidada en el atrapante contexto de la París de posguerra. Hablamos de Violette Leduc (Emmanuelle Devos), protagonista de está película literaria, histórica y reivindicatoria, una figura a quien la escritura le dio lo que su sociedad y su entorno familiar le negaron: vida.
Siempre se sintió bastarda, fea, torturada por sus limitaciones existenciales, y ofreció una extraña rebelión contra su soledad opresiva. Pero impulsada primero por Maurice Sachs y luego y definitivamente por su amiga Simone de Beauvoir (Sandrine Kiberlain), escribió y publicó sus tormentos. El peso insoportable de una vida convertido en palabras, en libros, aunque Violette no quiera contar sino vivir. Aunque demore en descubrir que la liberación está en su pluma, que su lugar en el mundo está dentro de ella.
Prevert logra transmitir esa angustia, y también auscultar al mundillo literario francés que fue vanguardia en el siglo XX. ¿Qué es más revolucionaria, la intelectualizada escritura de Simone o la prosa lésbica de Violette? ¿Qué tan libres literariamente son Albert Camus, Gallimard y la mayoría de los íconos franceses? Leduc les habla del aborto, bisexualidad, de experiencias de niña y salvo Simone, quizá Sartre, nadie soporta que una mujer hable, y escriba, abiertamente de su sexualidad. "Me están mutilando", dice Violette cuando Gallimard recorta las escenas lésbicas de su libro Ravages. Está a punto de abandonar la escritura, que sería abandonar su vida. De Beauvoir la alienta a seguir, viendo en ella otra clase de liberación, distinta a la suya. Entre sus escrituras hay abismos, pero hay puntos de contacto en la liberación femenina. "El segundo sexo es igual al primero", se dicen. Pero no, todavía no. Ya veremos cómo Camus se queja porque Leduc "ridiculiza a los hombres franceses".
A través de la pesada atmósfera de su cine, Prevert cuestiona la liberación real de los franceses, libertad e igualdad que todavía se discuten en el siglo XXI. Y rescata el paso tortuoso de Violette hacia la redención, hacia la salvación que no es otra que la escritura. Ese es el tema, más allá de las diferencias entre hombres y mujeres, de la soledad, la hipocresía, más allá de que poéticamente Violette simbolice la lucha por la liberación de la mujer en hechos y palabras, que aquí son lo mismo.