Viral

Crítica de Ernesto Gerez - A Sala Llena

Con el avance de las series en el mundo audiovisual de los últimos diez años, las películas como Viral (2016) quedan como meros caprichos de sus realizadores, o como productos clase b que sólo se realizan para morder un poco de la torta que generan las ventas internacionales gracias a la horda de espectadores tan acostumbrada a ver las bazofias del género (con la terrible y triste idea de no esperar mucho de algunos géneros, sobre todo de la comedia y el horror) y, generalmente, despreciar sus puntos altos (recordemos el fracaso comercial en nuestro país de una gema como Te Sigue). Claro que en la clase b -incluso en la actual y aún no fetichizada por la magia de los años- hay productos hermosos, pero lo cuantitativo viene superando ampliamente a la calidad en la última década en el cine de horror norteamericano de bajo presupuesto, que, de todo modos, no pareciera estar en ese mal momento en el que algunos medios suelen situarlo.

Mencionamos el papel de la series porque no sólo se han ocupado desde el mainstream de temas que las grandes ligas de Hollywood han dejado de lado y que podríamos resumir algo torpemente como temas adultos (pensemos en la complejidad de Los Sopranos versus la sensiblería telenovelesca de la invasión de películas de superhéroes), sino que también se han ocupado del fantástico; pensemos en Stranger Things, audiovisual confeccionado desde un esteticismo que asusta por su composición robótica símil droga de diseño, pero que sin embargo es muy agradable, sobre todo por una precisión narrativa que otros productos marketineros no consiguen. Por ello, películas menores como Viral (en este caso, un subproducto de, entre otras cosas, The Walking Dead), generan desde lo formal menos impacto que un capítulo de una serie televisiva. Lo extravagante es que se apoderan de un lugar destacado en nuestra cartelera y, muchas veces, consiguen un buen número de espectadores (a pesar de que muchas -y es el caso de la que nos compete- en su país de origen van directo a On Demand).

En esta historia de género -y genérica-, dos hermanas quedan aisladas del mundo debido a una infección que transforma a las personas en zombies; recurso utilizado y gastado desde la última renovación del cine de zombies ya no muertos vivos (dando fin a la etapa romeriana), en el que podemos ubicar como nodriza a Exterminio (28 Days Later, 2002), de Danny Boyle, sobre todo por su influencia en el uso posterior de las infecciones y los riesgos biológicos en las premisas, no así en la conformación del zombie (pos)moderno, dado que en esa transformación (monstruos más rápidos, salvajes e inteligentes) el cambio de paradigma se dio con El Regreso de los Muertos Vivos (Return of the Living Dead, 1985), de Dan O’Bannon, a pesar de que a menudo se cite a la película de Boyle como responsable.

En el subtexto de este mínimo melodrama de infectados, una idea que parece asomar es la de la superación de un drama familiar: las chicas están atravesando la separación de sus padres, y su infección podría representar una consecuencia psicosomática del trauma familiar. A su vez, en la superficie, hay una postura política que cuestiona el accionar militar (encomendado por el comandante en jefe Mr. Obama, que se lleva el insulto del novio de una las protagonistas), las decisiones inhumanas de los representantes del pueblo y su influencia en el ¿final? del falso estado de bienestar americano. Algo que O’Bannon también ya había establecido en su pequeña gran comedia del ‘85. Pasatista, livianita y sensiblera, Viral no supera la media del género actual estadounidense.