Nominada al Oscar a Mejor Documental, ganadora del Independent Spirt Award y premiada en el Festival de Cannes, entre muchas otras distinciones, la más reciente película de Varda (codirigida con el multifacético artista JR) es otra joya de esta incansable recolectora de historias.
A punto de cumplir dentro de dos meses 90 años y pese a algunos problemas en la vista que se hacen explícitos durante la película, ese mito viviente del cine francés que es la directora de Cléo de 5 a 7, Sin techo ni ley, Les glaneurs et la glaneuse y Las playas de Agnès concibió este documental / ensayo codirigido con JR, un artista callejero y fotógrafo de culto en Francia. Pese a la notoria diferencia de edad (JR, típico hipster, recién tiene 35) y de estilos, ambos se admiran mutuamente y decidieron hacer un trabajo conjunto.
Así, Agnès Varda y JR viajan por todo el país en camioneta descubriendo historias de vida de gente común, fotografiándolos y pegando luego gigantografías en blanco y negro de esas imágenes en lugares de fuertes implicancias emocionales.
Tierna, sensible e hilarante a la vez, profundamente humana en la charla -por ejemplo- con las esposas de unos trabajadores portuarios en crisis (también dialogan con mineros de carbón, agricultores, trabajadores de fábricas, productores de quesos, camioneros y un largo etcétera), Visages, villages es un viaje anárquico en el mejor sentido del término (sin cálculo ni rumbo fijo) que apuesta a descubrir la grandeza que reside incluso en esos seres “comunes” o anónimos y cierra con una visita a la casa de un viejo amigo y alguna vez compañero de rutas de Varda como Jean-Luc Godard. No conviene adelantar nada sobre el resultado, pero es un momento de una intensidad tragicómica desgarradora.