Visages Villages: Conociendo caras viejas.
La octagenaria Agnès Varda forma un entretenido dúo con el joven artista urbano JR para recorrer Francia, conociendo rostros e historias en un documental para vacacionar las mentes curiosas.
Agnès Varda es una artista, cineasta y fotógrafa que desde los años ’50 viene dejando su huella en todo ambiente artístico que se le ocurre explorar. Señalada como uno de los nombres más importantes de la Nueva Ola del cine francés (su viejo amigo Jean-Luc Godard irrumpe de forma muy propia este mismo trabajo) no sólo por su voz en cuanto al feminismo y cuestiones sociales en general, sino también por su aporte a las técnicas modernas del cine.
Junto con JR, un joven artista urbano de reconocimiento internacional, deciden documentar un viaje en el que buscaran descubrir rostros e historias escondidos en la bella Francia, al mismo tiempo que plasman las obras de arte propias de JR en todo lugar apto. Un documental que se permite aspirar a atraer mucho más público que sus pares no solo por su nominación al Oscar sino también por proponer una narrativa que puede disfrutar cualquier tipo de público, independientemente de si acostumbra ver este género o no.
Sin entrevistas propiamente dichas, es un documental bastante menos estructurado de lo que uno puede asociar al termino si no acostumbra mirar muchos. La calidad de la técnica utilizada se pierde naturalmente dentro de una narrativa creada de forma impecable y para nada artificial. Muchos documentales terminan por descubrirse ante su creador al momento de la edición, pero para hacerlo requieren de abundante material capturado de la manera justa. Mucho mérito tiene el departamento de fotografía encargado de que este proyecto tenga cantidad y calidad por igual. El encargado de transformar ese material es el editor Maxime Pozzio-Garcia (Mobile Homes), que junto a Varda logra construir una red de historias, rostros, imágenes, pensamientos y anécdotas con la capacidad de atrapar a cualquier mente curiosa. Conocer nuevos lugares, nueva gente e historias, permitirse un descanso de lo usual para disfrutar bajo una luz diferentel lo que puede ser mundano para otros. Palabras que no solo pueden describir una escapada ideal para muchos sino también este proyecto de Varda y JR.
El film gira en torno a la relación de ambos de manera indirecta; es la inquieta creatividad que ellos comparten el punto de partida de un viaje que, aunque indudablemente con la firma y pulso de una cineasta con toda la experiencia que se puede tener, sería imposible de realizar sin la impronta y los objetivos tan tangibles de JR. Sus objetivos suenan muy simples: sacar fotos, imprimir gigantografías y pegarlas en paredes. Es con esa simpleza que uno deja el cine habiendo disfrutado de historias como la del reino de Pony, el pasajero de tractores o la moza más famosa de Francia, vivencias que uno disfrutaría relatar a sus íntimos al regresar a casa luego de unas enriquecedoras vacaciones.
Uno disfruta del descanso en la playa por estar acostumbrado al ajetreo de los estudios o la vida laboral, y es justamente así que este documental resulta ideal para todos aquellos amantes de pasar un buen rato viendo películas o series de ficción. Una vida llena de actuaciones, anti-heroes y villanos solo hará que la inusual propuesta de este documental pueda disfrutarse aún más.
Se trata de un viaje maravilloso que sin dudas terminará atrapando a todo aquel que se siente a disfrutarlo. Lo único que esta en duda es la razón para hacerlo, sea el estatus de Varda como una revolucionaria cineasta europea o la curiosidad de ver la risueña dinámica que tiene junto a JR. No importa la razón: entren, siéntense y preparen una sonrisa.