Con una intensa labor protagónica de la actriz Roxana Randon, Visiones, último film nacional del año, es una pieza atravesada por aciertos y falencias, pero con la virtud de mantener el interés en su trama. La idea, bien planteada en el guión de Nicolás Cisco, se interna en ciertos aspectos parapsicológicos y pesadillescos, premisas que giran alrededor de una presunta gitana que dice conocer el presente y el futuro de sus clientes a través de improbables poderes. Con la complicidad de un joven que aprovecha su atracción con las mujeres para sacarles directa o indirectamente dinero, el film alcanza algunos momentos logrados.
Pero otros pasajes más débiles y las constantes alternancias entre la realidad y las visiones del título que sufre la falsa –o no tanto- vidente, llegan a marear y confundir. Esos tramos del segmento final de la película dirigida por el debutante Juan De Francesco, recuerdan a films sobre paradojas temporales, idea fascinante que pudo haberse desarrollado mejor. Igual el director aprovecha esos inesperados dones de la protagonista como flashbacks que revelan zonas del pasado bloqueadas de los personajes. Con un desenlace esperanzado, Visiones ofrece un aceptable intento de comedia dramática con toques fantásticos, con una Roxana Randon sensible y plena de matices y buenos aportes, dentro de un elenco desparejo, de Adrián Ero y José Luis Alfonzo.