Señor con señora: se llevan más o menos, viajan a casa de suegros, paran en una estación de servicio, ella desaparece, hay una mafia narco, hay sospechas y el señor resulta que tiene entrenamiento para reventar a todo el mundo. En fin, de esas cosas que uno vio un millón y medio de veces -lo que, de todos modos, es algo habitual- pero que no agrega absolutamente nada a un esquema conocido hasta la náusea.