Rapto feroz.
El automóvil marcha por la ruta, mientras Will Spann (Gerard Butler) conversa con su esposa, Lisa (Jaimie Alexander). Los gestos de dolor en su rostro son inevitables. La charla es amable, con algún que otro reproche por medio. Él la está llevando a casa de sus padres porque Lisa está confundida y decidió pasar un tiempo sola. Por el contrario, Will está muy seguro de su amor, de su relación.
Parada obligatoria una estación de servicio para cargar gasolina y comprar algo. Efectivamente, cuando Lisa vuelve de buscar una bebida, de repente un enorme camión tapa la escena (y las cámaras de vigilancia), y ella desaparece. Gradualmente Will irá perdiendo calma, y comenzará a buscarla, con llamada previa a la policía. Pero Lisa no aparece.
¿Se escapó? Nada parece indicarlo. Ya está avisados los padres de ella, también están investigando los detectives, pero esto para Will no basta. Por lo que decide seguir el rastro de su mujer, de manera poco ortodoxa. Se mueve rápido, recaba pistas, y pronto descubre que tras este secuestro hay metida toda una red de narcotraficantes, con cocinas de drogas incluidas. Residir en medio del bosque, ayuda a la impunidad.
Con todos los resabios clase B, Vista por última vez, tiene a un Gerard Butler solido en su actuación. Un hombre en verdad rudo y enamorado. Una historia clásica y popular, con buen ritmo en relación a la acción frenética; y con personajes subrayados: el héroe y los villanos trazo grueso. Algo que ya hemos visto repetidas veces, y aquí no con la mejor factura técnica.
Una película chata, que pone el foco en el entretenimiento, también con diálogos a veces inverosímiles y forzados. Pero la convicción y el compromiso de Butler con su Will, hace que estos deslices, por momentos, no se noten. Si eres amante del género, preparate a sudar la camiseta y a enfrentarte a los delincuentes más feroces.