El escocés Gerard Butler, desde que fue el rey Leónidas en 300, no es de andarse con muchas vueltas a la hora de que sus personajes tengan que pasar a la acción. Si hay algo que no hacen es quedarse quietos, les podrán pegar duro, torturar o lo que sea, pero Gerard se las arregla, por lo general, para llegar vivo al último acto.
Tanto éxito cosechó que ahora, estos mismos momentos, tiene otras cuatro películas en posproducción, y cuatro más en preproducción, en lista de espera para iniciar sus rodajes. Y sí, la mayoría son relatos de acción.
A Butler le ofrecen -y lo que a veces es grave, él acepta- papeles de padre o esposo que debe velar por la seguridad de su familia. Aquí es Will Spann, un hombre que ama a su mujer, pero bueno, parece que ella ya no. O no tanto, porque la película nos muestra cómo Will agarra su auto y lleva a Lisa (Jaimie Alexander, Sif en las películas de Thor) rumbo a la casa de sus padres.
Podrán decir que para que se tome un tiempo, o distancia, o lo que sea, pero cuando Will para en una estación de servicio, y Lisa entra, bueno, Will no la verá más a Lisa.
Y no porque le agarre miopía, sino que ella, misteriosamente, desaparece. Nadie sabe adónde fue. ¿Se escapó? ¿La secuestraron? ¿Eh?
Acción y suspenso, ponele
Vista por última vez es un filme de acción y suspenso. Lo de acción, esperen que Will vaya uniendo cabos, se deshaga del policía (Russell Hornsby, de The Hate U Give) y empiece a buscar a quien desea ser su futura ex.
Lo de suspenso se termina pronto.
Y aquellos que le critican a Butler ser actor de una sola nota y un solo perfil (o un solo gesto; a Bruce Willis lo caracterizaba ése , como de oler caquita, y mal no le iba), bueno, en Vista por última vez tienen material como para darle sin descanso.
¿Está mal la película? No. ¿Entretiene? Sí. ¿Es creíble? Bueno, si pagan una entrada para ver una película con Gerard Butler, que no sea RockanRolla o una de ésas, y pretenden que lo que vean sea más o menos real, están pidiendo pelar un amanzana y que tenga gusto a ciruela.
Algo que Brian Goodman, que suele ser más actor que director, ésta es su tercera realización, no está para nada dispuesto a poner un pie sobre la tierra y sí volar su imaginación con varias escenas de violencia bien, pero bien gráfica.