El director británico lo volvió hacer, claro que desde otra perspectiva, si en “12 Años de esclavitud” (2013) tomaba un texto diseñado para denunciar el racismo, la violencia social, el orden de la esclavitud, la intolerancia, pero que se regodeaba con escenas “fuertes” innecesarias para hacer huella en el espectador, terminaba dando como corolario al impacto y no a la denuncia.
En esta oportunidad los temas juegan a favor de la igualdad de género, de la posición de la mujer en la sociedad actual, olvidándose que la violencia de género está dada por el poder y no por el orden sexual. Adaptación cinematográfica de 'Las viudas” ('Widows'), miniserie británica de 1983, ahora la acción transcurre en Chicago, época actual, sobre cuatro mujeres con nada en común excepto una deuda heredada por las actividades criminales de sus difuntos maridos.
Verónica (Viola Davis), Alice (Elizabeth Debicki), Linda (Michelle Rodriguez) y Belle (Cynthia Erivo) deciden tomar las riendas de su destino y conspiran para lograr el robo en el que sus parejas fracasaron y perdieron la vida, claro, con guión escrito para Steve McQueen por Gillian Flynn (”Perdida”, 2012).
El problema es que todo circula por lugares comunes, se torna demasiado previsible, y se pierde el interés del robo en sí mismo y la idea de justicia, a punto tal que el mismo acto no genera el mínimo suspenso.
Si algo sostiene este ejercicio de mezclar los géneros, dando paso de comedia, al thriller, o al cine de acción en la cual cada actriz parece estar trabajando su personaje en distintos registros, Viola Davis cumple, Cynthia Erivo y Elizabeth Debicki cumplen en establecer credibilidad a sus personajes, y Michelle Rodrigiez se “roba” la película.
De estructura casi clásica, con algunos flashback esclarecedores, como si el espectador no pudiese darse cuenta, y desarrollo del mismo tenor, apoyado por música que va dando señales sobre que debe percibir, sentir a cada momento.
Otro paso fallido del director que había despertado cierto interés con su filme “Shame” (2011), que a la distancia se nota bastante sobrevalorado, sin lugar a dudas, nunca refrendado, por supuesto.