Viudas

Crítica de Jessica Blady - Malditos Nerds - Vorterix

EL GRAN GOLPE

Las chicas también quieren divertirse. Bueh, no hay nada de divertido en salvar el pellejo.
Steve McQueen no nos entregaba una historia cinematográfica desde que alzó el Oscar a Mejor Película por “12 Años de Esclavitud” (12 Years a Slave, 2013). Ahora, el realizador inglés decide reversionar “Viudas” (Widows, 2018), la miniserie británica homónima del año 1983, haciendo equipo con Gillian Flynn que, por primera vez, adapta una obra que no es propia.

La escritora detrás de “Perdida” (Gone Girl, 2014) y “Sharp Objects” (2018) entiende de thrillers protagonizados por fuertes personajes femeninos, de ahí, que sea la mejor elección para este drama criminal, que es muchísimo más que una “heist movie”.

Se puede decir que “Viudas” tiene algo de “La Gran Estafa” (Ocean's Eleven) o cualquier otro clásico de atracos bien planeados. Pero en manos de McQueen y Flynn la historia adquiere otros significados y deja deslizar, no sólo el papel de la mujer en la sociedad, sino otros problemas sociopolíticos y culturales como el racismo, la corrupción política y la violencia policial tan en sintonía con la actual administración en los Estados Unidos.

La dupla cambia la ambientación británica por las calles de Chicago, más precisamente, el distrito 18, la zona Sur y menos “pudiente” de la Ciudad de los Vientos. No lejos de ahí, Harry Rawlings (Liam Neeson), hombre de influencia y criminal de carrera, muere junto a sus tres secuaces durante un golpe que no sale nada bien. Veronica (Viola Davis), su viuda, no sólo debe lidiar con la pérdida de su esposo, sino con algunas deudas involuntarias que deberá pagar si no quiere poner en riesgo su propia vida.

Resulta que Harry decidió robarle dos millones de dólares a Jamal Manning (Brian Tyree Henry), jefe criminal de la zona que, ahora, quiere blanquear los “negocios” y dedicarse a la política postulándose para edil de este distrito, y compitiendo contra Jack Mulligan (Colin Farrell), quien viene de una larga estirpe de gobernantes.

A Jack, acusado de manipular algunos fondos, no le interesa seguir el mandato familiar, mucho menos vivir en esta zona tan pobre de Chicago, pero las presiones de papá Tom (Robert Duvall) se hacen sentir, y el apellido pesa más que sus caprichos personales.

Por su parte, Jamal y su violento hermano Jatemme (Daniel Kaluuya), llevan todas las de ganar ya que el primero podría convertirse en el primer edil afroamericano del distrito 18, una posición que no le va a dar mejores ingresos que los de sus actividades extracurriculares, pero si el poder para estirar sus influencias. Pero la campaña necesita fondos y esos fondos volaron por el aire junto con Rawlings.

Para recuperar el dinero, Veronica debe sumergirse en la oscura vida de su marido, una que siempre trató de ignorar. A pesar de tener un buen pasar y ser una señora de “sociedad”, Harry la dejó en Pampa y la vía, y la única opción que le queda para salir indemne del problema, es contactar a las otras viudas y llevar a cabo el próxima plan que su esposo tenía en la agenda: un botín de cinco palitos verdes, suficientes para contentar a los Manning y repartir el resto entre ellas.

Hablamos de cuatro mujeres muy diferentes que nunca se conocieron entre sí: Linda Perelli (Michelle Rodriguez), madre de dos y dueña de una tienda que acaba de perder por culpa de las deudas de juego de su marido. Alice Gumnner (Elizabeth Debicki), una rubia linda sin ninguna experiencia, prisionera de una relación abusiva. Y Amanda Nunn (Carrie Coon), la única viuda que decide no unirse a los planes de Veronica, ya que está demasiado ocupada con su bebé recién nacido.

La idea parece absurda y sumamente peligrosa, pero la realidad es que la alternativa es aún peor. Ninguna tiene experiencia (ni mucho que perder en el proceso), pero con sus habilidades combinadas, y mucha concentración, podrían lograr el éxito.

McQueen nos muestra toda la planificación, los ensayos, los errores y los riesgos, pero en el camino también nos muestra a este grupo de mujeres determinadas a no bajar los brazos y dejarse intimidar por el sexo opuesto. En Veronica, Linda, Alice y Amanda están representadas otras tantas mujeres, esposas, madres, víctimas, luchadoras de las que (muchas veces) nadie espera nada, y así y todo, logran dejar su huella y hacer una diferencia.

En la superficie, “Viudas” es un thriller cargado de acción y violencia con una ejecución impecable –los planos largos de McQueen son hermosos- y un grandísimo elenco (Davis y Debicki son maravillosas) que lleva adelante una historia que jamás decae, y va hilando sus diferentes tramas, peligrosamente interconectadas.

Entre líneas, no muy sutiles, la historia se hace eco de la (eterna) situación racial que nunca cambia, la consciencia (e inconsciencia) de clase y de género, y de una realidad pocas veces vista en este tipo de ficciones: las mujeres son tan aptas como los hombres para llevar adelante la ejecución de cualquier plan, el problema pasa por subestimarlas.

McQueen nos entrega un par de arquetipos, sólo para poder deconstruirlos delante de la cámara y resignificarlos. Así, su historia se convierte en una gran metáfora del rol de la mujer y cómo es percibida –además de cómo se percibe así misma- en distintos ámbitos y ante circunstancias diferentes. Claro que van a saltar los que enarbolan la bandera de la credibilidad, pero sepan que si el mismo argumento funcionó durante años con elencos mayoritariamente masculinos, no hay razón para que “Viudas” deje de emplear dicha fórmula y nos atrape con su particularidad y, más que nada, con sus protagonistas y sus disyuntivas, tan personales como aplicables al conjunto.

LO MEJOR:

- Que dice mucho más de lo que parece a simple vista.

- El balance entre thriller, drama y temas coyunturales.

- Denle todos los premios a Viola.

LO PEOR:

- Que no haya más películas tan jugadas como esta.

- Que el público prefiera los blockbusters y después se queje de la falta de calidad en la pantalla grande.