Después de la sobrevalorada “12 años de esclavitud”, el realizador Steve McQueen decide que va a contar una historia criminal con súper golpe incluido que realiza un grupo de mujeres y, al mismo tiempo, incluir comentarios sobre los problemas políticos y raciales de los Estados Unidos. Demasiada “seriedad” para lo que, de otro modo, sería una linda película de robo sofisticado. El lastre y la necesidad de ser “relevante” están destruyendo todo, y no solo el cine. De paso: le dijeron a Viola Davis que era un drama y consiguió en oferta un rostro crispado que usa toda la película.