Estrenada en el Festival Internacional de Cine de Toronto, Viudas (Widows) de Steve McQueen, cuenta con la colaboración de Gillian Flynn, autora de Perdida. Para encabezar el reparto escogieron a la oscarizada Viola Davis, a quien acompañan Elizabeth Debicki (y su metro noventa), Michelle Rodriguez, Daniel Kaluuya, Colin Farrell, Robert Duvall, Liam Neeson, Jacki Weaver y Carrie Coon. El rodaje costó 42 millones de dólares (con ese reparto era de esperarse), además de contar con el respaldo de FOX y una gran movida de prensa subiendo el hype ante este nuevo thriller de robos (que prometía mucho más que Ocean´s Eight).
McQueen (no confundir con el actor estadounidense de mismo nombre fallecido en 1980), más conocido por ser el ganador del Oscar a la Mejor Película de 2013 por 12 años de esclavitud, es un exigente artista y director de cine británico que ha demostrado su atracción por la obsesión y el control. En sus películas anteriores trata temas complejos como la esclavitud, la huelga de hambre irlandesa en una prisión británica (Hunger) y la adicción al sexo (Shame).
Sin embargo, Viudas, en apariencia toca un tema mucho más trivial. En esencia estamos ante una película de atracos: la historia de estas cuatro mujeres que traman y llevan adelante un robo después de que sus esposos mueren intentando concretar otro trabajo (léase otro robo).
Pero no olvidemos que el director británico ha demostrado, a partir de la evidencia de su filmografía, que se siente cautivado por los extremos del comportamiento humano. Viudas es tanto un thriller como un drama, un policial y una cinta de tintes políticos. Se mete con la corrupción, a la vez que dearrolla temas de género y raciales. Obtiene el equilibrio entre un drama social y una película de acción como entretenimiento puro.
Las viudas del título consiguen ser poderosas y dramáticas, pero el director no parece tan interesado en el complicado robo que teóricamente está manejando la trama. No se trata aquí de Steven Soderbergh que se deleita contándonos las complejidades del robo de la bóveda en Ocean’s Eleven: McQueen está mucho más interesado en cuán desesperadas están estas personas y en el nivel de corrupción y locura que las ha llevado hasta aquí.
“Nuestras vidas están en peligro; nuestros esposos no regresarán; estamos por nuestra cuenta “
“Nadie cree que tengamos las pelotas para lograr esto”
Cuando Harry Rawlings (Neeson) y su gente son envueltos en llamas durante un trabajo fallido, la esposa de Harry, Verónica (nadie mejor que Viola Davis), se encuentra a sí misma debiéndole mucho dinero a Jamal Manning (Brian Tyree Henry), un estafador convertido en político. Con solo un cuaderno como herencia en el que Harry detallaba sus planes pasados y futuros, Verónica se une a las otras viudas de la pandilla para organizar un robo que podría eliminar sus deudas y darles un nuevo comienzo. Mientras tanto, se desarrolla una batalla electoral para ver quién será el nuevo edil del distrito 18. La brutalidad del enfrentamiento enfatiza las divisiones de clase en este lugar de Chicago, aumentando los riesgos de que las viudas puedan llevar adelante el planificado crimen.
Viudas funciona muy bien tanto en la construcción de sus personajes como en su mirada a la sociedad. El inconveniente surge cuando al tratarse de tantos y tan diversos personajes, la película se toma demasiado tiempo en presentarlos con sus conflictos, concentrando toda la acción en la última media hora del metraje (y un giro en los últimos 10 minutos que dejará a muchos con la boca abierta).
La película se sostiene sobre todo por su poderoso reparto encabezado por Davis, pero en el que también destaca Daniel Kaluuya (Huye!) quien exuda una intensidad escalofriante como el hermano de Jamal, Jatemme, observando a sus adversarios de cerca con claras intenciones asesinas.
La pieza clave es Viola Davis (ganadora de un Oscar a mejor actriz de reparto por Fences): Verónica, perseguida por flashbacks de la vida con su esposo (Liam Neeson), llevando de aquí para allá a su perrito blanco cual si fuera un pequeño niño perdido. La cámara la sigue de cerca y la atrapa en varios primeros planos. En Viudas los silencios de Davis son los que más hablan y transmiten (además de los músculos con los que nos sorprende al final).
Viudas resulta una película absorbente que no tiene necesidad de recurrir al sentimentalismo. McQueen tenía todo servido para regalarnos una joya, pero el resultado final no deja de ser una película convencional.